Al irse elevando, las ciudades contemporáneas han ido despojando de movimiento sus balcones y ventanas, a las que ya prácticamente no se asoma nadie. Muchos edificios ya sólo presentan hacia el exterior una coraza uniforme acristalada o simplemente de cemento. Mario de Aiguavives (Zaragoza, 1968) imagina el futuro en su exposición fotográfica Ciudades y construcciones que hoy (20.00 horas) se abre en la Galería Spectrum Sotos y presenta unas secuencias de bloques ciegos, sin puertas ni ventanas, sin antenas ni chimeneas, bajo un cielo sin nubes.

Los edificios se yerguen como silos de trigo descontextualizados en un erial urbano sin árboles ni farolas. Y, por supuesto, sin gente. En las calles, muros de cemento en lugar de escaparates. Está el asfalto marcado para el tráfico, pero no hay un coche, ni un semáforo. Los letreros, si existen, carecen de mensajes. Todo ello ha sido borrado por el ordenador.

"He querido mostrar a la ciudad completamente vacía y deshumanizada. Busco acentuar los volúmenes y despojarlos hasta dejarlos como una maqueta. Sin ninguna referencia al ser humano que es el que ha creado esa ciudad".

Mario de Ayguavives es escultor, licenciado en Bellas Artes en Barcelona y profesor de diseño por ordenador en la Escuela de Artes de Zaragoza. La serie Otra ciudad de la que forman parte las 14 fotografías de Spectrum Soto se inició en 1999 en un camino de despojamiento progresivo. Pero no ha renunciado nunca al color, con la intención deliberada de que sus ciudades parezcan reales: "Me interesa que no resulten muy sintéticas, que tú puedas pensar que esa ciudad tan horrible es la tuya".