Penélope Cruz se echa atrás el chal y revela su brazo derecho, que arquea para sacar bola. Sí, ahí emerge un pequeño bíceps. No le ganaría un pulso a Schwarzenegger, pero no está mal. Es la prueba de sus ejercicios de pesas diarios junto a Matthew McCounaghey y Steve Zahn, compañeros de reparto de Sahara .

Con esta superproducción, que se está rodando estos días en varios enclaves de Barcelona, Penélope debuta en el género de acción y aventuras. Su papel tiene ciertas exigencias físicas, de ahí la conveniencia de apretar los dientes en el gimnasio. "Esta película me ofrece la posibilidad de hacer algo que no había hecho nunca antes. Había tenido algunas propuestas para protagonizar cintas de acción, pero el personaje femenino no era muy interesante. Aquí es distinto. Es una película que me recuerda mucho a las de Indiana Jones".

Estamos en la Ciudadela. El día, anteayer. Segunda jornada de filmación en Barcelona. Penélope, vestida de gala, se muestra animada en una cita con este diario. Es su aniversario, el 30º, y no parece pesarle. "Qué va. Me encanta cumplir años".

Un rato antes, a apenas 15 minutos de la medianoche, el equipo de Sahara le ha obsequiado con una gran tarta de nata y chocolate. No es una gran fiesta, pero algo es algo. La celebración buena se producirá este fin de semana, en Madrid.

RODAJE INTENSO

Si alberga amargura por la ruptura que la ha destacado recientemente en las páginas rosadas, Penélope la amaga muy adentro. Un mes y medio en el desierto marroquí, que es de donde viene, debe purificar lo suyo. Y este rodaje, cargado de adrenalina, también. "Una de las cosas que me pidieron --cuenta-- fue montar al galope un camello. Y les dije: ´¿os habéis vuelto locos? Así que entrené mucho, hasta que me vi capaz. Por eso digo que esta película me ha dado ya muchas satisfacciones, independientemente de la taquilla o las críticas que logre".

En el guión de Sahara , la vida pende de acciones heroicas. "Ha sido un rodaje muy intenso. Mi corazón se me aceleró unas cuantas veces". Nada que ver con su filmografía anterior. Hollywood no la habrá incluida aún en la lista de actrices más elogiadas y, por tanto, mejor pagadas, pero ella no se queja. Le ha abierto las puertas a nuevos géneros. "Estoy agradecida por las oportunidades que me ofrecen en EEUU. He hecho, y sigo haciendo, buenos personajes. Acabo de hacer una película con Susan Sarandon, otra con Charlize Theron, y ahora ésta. Todas son muy distintas. ¿Cómo puedo quejarme de mi situación?" Pronto, además, cumplirá una vieja ilusión: rodar junto a Salma Hayek, su amiga del alma. Un western en clave cómica, en inglés, sobre dos atracadoras de bancos que reparten sus botín entre los pobres.

Penélope lleva unos años combinando su carrera entre Europa y EEUU. Nada matemático. "No quiero programar mi carrera y estar por norma seis meses en Europa y seis en América. Estaré ahí donde se ruede la cinta que me interese hacer en cada momento".

Ahora mismo, aparte de su casa de Madrid, mantiene otra en Nueva York, "aunque paso mucho tiempo en Los Angeles", una ciudad que le produce sensaciones ambivalentes. "Me gusta, ¿eh?, pero es muy particular. Salvo para promocionar mis filmes, nunca voy a fiestas. No participo del juego de Hollywood. Prefiero ir a una bolera antes que a una fiesta de Hollywood. Sólo se habla de cine. Parece que es lo única que existe, y eso no es saludable".

A saber si pasará tanto tiempo en la meca del cine ahora que ya no va cogida del brazo de Tom Cruise. El tema, aunque le pese, resulta insoslayable estos días. "No es ningún misterio que me separé en enero y que somos amigos. Pero sé que incluso algo tan pequeño como eso puede ser distorsionado". Y añade: "No estoy ahora en ninguna relación". Golpe de bíceps al sonoro rumor que la vincula sentimentalmente a Matthew McCounaghey. Harán falta muchas pesas para defenderse de las habladurías.