Pablo Carbonell quería hacer una película sobre "un tipo que quiere robar un atún". ¿Para qué? "Para una boda". De ahí nació el filme Atún y chocolate , el debut en la dirección del actor y exreportero de CQC . "No quería hacer un thriller sobre las drogas y las pateras, si no una historia de amor" y así define su primer trabajo tras la cámara, una cinta en la que "no hay malos porque yo no creo en los buenos y en los malos, en el fondo soy un idealista".

Acaba de conseguir el premio a mejor actor en el Festival de Málaga por esta misma película, que también protagoniza, un galardón que "me sorprendió porque el director no me dirigía, me dejó hacer lo que yo quería", dice entre risas y, apostilla, ya más serio: "Yo creía que se lo iban a dar a Dechent o Pedro Reyes pero fue el fallo, y nunca mejor dicho, del jurado y hay que acatarlo".

Y ayer estuvo en Zaragoza, en la Facultad de Económicas, para participar en el ciclo La buena estrella . Llegó directamente del Festival de Vitoria, donde presentó su película: "Quería ver la reacción de la gente del norte, porque es una película sobre el sur, y he visto que se ríen y se emocionan igual. Eso me hace pensar que el sur se está expandiendo, entendiendo por el sur la parte más tolerante del ser humano, la parte más abierta y vitalista de cada uno".

El resultado final de Atún y chocolate ha sido "mejor de lo que yo pensaba", sobre todo porque "he encontrado un género que no se hacía, la comedia marinera con trasfondo social". E incluso añade que dirigir un filme "es fácil, sobre todo si has escrito el guión y tenía claro que no iba a dejar a nadie que lo dirigiera". Y espera seguir haciéndolo. "Siendo dibujante, tengo nociones de interpretación, he escrito cuentos... y yo creo que todas esas facetas se reúnen en la de director, que me ha gustado más que la de actor y todavía no me da miedo trabajar con intérpretes".

Para esta película ha contado con actores como Antonio Dechent --su personaje del camello está "pensado para él"--, Pedro Reyes, "en un papel dramático", Rosario Pardo y María Barranco. Al principio pensó en "buscar gente del pueblo, pero después creí que la columna vertebral de la película la llevaran actores profesionales y el ambiente, lo pusiera la gente de la zona, de Barbate y de Cádiz". Y el resultado parece que le da la razón puesto que tras dos semanas en cartelera, ha atraído a bastante público. Por eso, su sueño es "rodar una película al año, como Woody Allen" y como en España nadie lo hace, se conforma con "una cada dos años".