Daniel Martín Dani salió ayer a hombros de la plaza de toros de Zaragoza, tras cortar una oreja a cada uno de sus novillos. Daniel Cuevas, por su parte, fue ovacionado en su primero, cortando una oreja en su segundo y Jorge Jiménez cortó una oreja del tercero y fue aplaudido en el sexto.

Se lidiaron cinco ejemplares, algunos mal presentados, de la ganadería oscense de María Isabel Sistac. De buen juego en general, no plantearon ninguna dificultad a sus matadores y, salvo el sexto, fueron ovacionados en el arrastre. El quinto, de los hermanos Ozcoz, sacó más genio, pero al final de la faena de muleta resultó manejable.

Daniel Cuevas, que abría el cartel, se lució lanceando con la capa a su primero. Con la muleta, el de Alagón cuajó varias series por ambos pitones, con demasiadas ventajas para sí, pues no adelantaba la pierna contraria resultando los encuentros poco apretados. Mató de pinchazo, estocada que se le fue a los costillares y, tras tres descabellos, finalmente sonó un aviso.

Con su segundo, en el que también fue aplaudido toreando con el capote, comenzó su faena doblándose con el novillo, rodilla en tierra, para continuar después, por ambos pitones, al son de la música. Mató de dos pinchazos y estocada, sonando un aviso.

Daniel Martín Dani causó una excelente impresión por el reposo, quietud, naturalidad y clase que imprimió a su actuación, tanto con el capote como con la muleta. Con su primero realizó una faena larga, con buenas series por cada uno de los pitones. Mató de estocada. Con su segundo, un animal de más genio, se pusieron a prueba sus facultades de lidiador. El espada superó la prueba con buena nota.

Jorge Jiménez destacó por el valor y la quietud que imprimió a sus faenas. Lo mejor llegó en el primero de la tarde, en el que inició su labor con un pase cambiado por la espalda para continuar después, por el pitón derecho, con apretadas series. Mató de estocada trasera, precisando, además, tres descabellos, por lo que sonó un aviso.

Con el que cerraba plaza, el peor del encierro, el espada de Colmenar intentó todo lo posible para agradar al respetable pero no hubo ligazón en los encuentros.