Corredores de fondo es el elocuente título de la exposición del Pabellón de España en la novena edición de la Bienal de Arquitectura de Venecia, que reúne a 26 equipos de diferentes generaciones. Gerardo Ayala, seleccionador este año de la muestra, ha dado un giro a los planteamientos tradicionales y ha apostado por un grupo de autores "que han demostrado su oficio sin alterar su camino, sin dejarse llevar por las influencias pasajeras". Y en este horizonte de novedad se ha situado un arquitecto aragonés, Basilio Tobías, con dos proyectos: la Biblioteca de Economía de la Universidad de Zaragoza y el pabellón Polideportivo de la Universidad Jaume I de Castellón. Dos obras premiadas en varios certámenes, dos eslabones que confirman la continuidad en una sólida cadena profesional. "Estos arquitectos, apunta Ayala, "creen y han creído en lo que hacen. Un trabajo y un camino inalterable, en un océano lleno de cantos de sirena, que suponen el resultado de un esfuerzo único sólo apreciable cuando contemplamos sus obras y la evolución de las mismas, su metamorfosis".

Basilio Tobías afirma que la selección fue una sorpresa. "Una sorpresa muy agradable". Hace unos días que regresó de la ciudad italiana, dejando atrás este pabellón de corredores, un edificio que ha sufrido ahora también una pequeña metamorfosis, con una estructura transparente a modo de celosía que envuelve su fachada principal. En Venecia, en esta cita general que dirige Kurt W. Forster, se plasma un mundo que está viviendo grandes transformaciones, tanto dentro como fuera de la arquitectura. España, Japón y Holanda tienen un papel puntero, según Forster.

EL ARRANQUE

La Biblioteca de Economía es un edificio que el autor empezó a esbozarlo al comienzo de su carrera, aunque se culminara años más tarde. Es una obra de la que Tobías se siente satisfecho y en la que pudo controlar los detalles hasta el final. Este espacio enlaza, en la muestra veneciana, con el pabellón polideportivo de Castellón, realizado con técnicas constructivas diferentes, pero con una continuidad en la apuesta por ejemplo por materiales cerámicos y esa manera constante de interpretar el espacio y de entender la condición empírica de la arquitectura, "construyendo sobre la construido".

El arranque de este proyecto, que ganó en concurso, era muy interesante, ya que se trataba de un campus de nueva creación. La superficie a construir, 9.000 metros cuadrados. La obra revestida de piezas cerámicas grandes, montadas en seco sobre una estructura metálica. Luz, confort visual y acústico al servicio de un proyecto público, desarrollando un programa con retos. El espacio de encuentro de alumnos y profesores, con transparencias entre los diferentes ámbitos... fue seleccionado en su día en la séptima Bienal de Arquitectura Española.

En Venecia, Tobías ha visto un abanico de tendencias. "Había de todo. Desde arquitecturas más consistentes hasta otras con exceso de gestos". Ya se sabe que en este autor los gestos gratuitos, son eso, gratuitos, superfluos. "La arquitectura está extrayendo imágenes y formas de otros ámbitos, pero se puede promover emociones no sólo con las formas derivadas de la biología". Comedido en los gestos, Tobías pretende hacer una "arquitectura educada. Finalmente, hay que tener en cuenta que es un arte aplicada y hay que ir con más tiento. Tus indagaciones alguien las paga, las sufre o las disfruta" .

En el Pabellón de España, que permanecerá abierto hasta el próximo 7 de noviembre, concurren autores como Carlos Ferrater, con la estación Intermodal; Roberto Ercilla, César Portela, Eduardo de Miguel o Juan Navarro Baldeweg. En un espacio central se sitúa una pantalla donde se proyecta un documental de Basilio Martín Patino sobre la obra de Sert, Alejandro de la Sota, Sostres, Francisco Sáenz de Oiza y Coderch, "cinco figuras fundamentales, maestros de referencia, magníficos hilos conductores para una manera de abordar la arquitectura", subraya Basilio Tobías.