Los integrantes del Ballet de Zaragoza, entidad aún vigente hasta el 30 de junio vivieron ayer una mañana difícil. Los que continúan con la clase voluntaria que ofrece la directora Patsy Kuppe- Matt en la sede, (porque un bailarín no puede parar, sino estar continuamente en forma), se encontraron con que sus carteles estaban cambiados.

Ya figuraban los rótulos de la compañía de Miguel Angel Berna y vieron que los recién llegados ya estaban acomodándose en sus despachos y que de las tablillas se habían retirado todos los recortes de los periódicos y las pegatinas de Sí al ballet , así como los carteles que había en los vestuarios.

Y esos bailarines que desde la noticia de cierre el pasado febrero, algunos con once años en la compañía, sintieron que se les colapsaba no tanto el futuro, sino el pasado: "Nos quedamos sin pasado de repente; no podrás decir: he estado en el ballet de Zaragoza, porque no existe", ayer se vieron expulsados incluso del presente.

UN AFECTADO QUE HABLA

Xabier Irurzun es un bailarín temporal, como otros 19, que llevaba siete años en el Ballet de Zaragoza. Explicaba a este periódico cómo tras el anuncio de cierre "buscamos audiciones por todas las esquinas del mundo".

Alguno llevaba once años, toda la juventud apostada a esa única carta de Zaragoza. Confiaban en que la Administración no fallaría. "Para febrero todas las compañías prácticamente tienen ya contratada a la gente y hasta el verano hay muy pocas audiciones y el cierre les pilló a contrapié". En España prácticamente sólo hay dos compañías que usan la base clásica: Nacho Duato y Víctor Ullate.

Xabier tuvo suerte y ha podido elegir entre el ballet de Ullate o ir a Praga. De los temporales, sólo seis han encontrado trabajo. Hay casos difíciles como el de dos bailarines que llevan ocho años juntos y deben separarse para ir a trabajar a diferentes ciudades; "dejan en Zaragoza la casa con la hipoteca y se ven abocados a trabajar uno solo o separarse".

Otros, volverán a las academias privadas a pagarse las clases para no dejar el ballet. La mayoría está esperando la temporada de contrataciones que se inicia en septiembre, cuando salen las audiciones, las pruebas de trabajo, en todas las compañías; Zurich, Ginebra, Burdeos, Stuttgart, Berlín o Londres. A menudo, seguir bailando requiere cambiar bruscamente de ciudad, de país y de gente.

Pero algunos, dicen, "han necesitado alejarse un poco de esto para centrar la cabeza porque estaban hundidos; no han podido aguantar y pedirán el paro para pensar y saber realmente qué es lo que quieren en la vida".

Para ser bailarines la mayoría tuvo que dejar los estudios para dedicar el tiempo entero a esta preparación. Una bailarina zaragozana que prefiere permanecer anónima recuerda cómo pasaban juntos más horas en la sede que en casa "y días de Navidad sin familia porque teníamos doble función". Dice que "los ánimos están por los suelos".

Ya habían surgido noticias de recorte de plantilla en diciembre. Pero en febrero, al sonar el aldabonazo del cierre, primero fue un "no creérselo, que dio paso a "la impotencia, la tristeza y las ganas de llorar", señala Xabier Irurzun.

El bailarín agrega: "Hemos bailado en condiciones muy difíciles: Cascanueces en Navidades, llenando todos los días y sabiendo que en junio seis personas se irían con el recorte, a dos de los bailarines se les terminaba en esa función el contrato. Para los escolares, para los niños, sabiendo ya que la compañía se cerraba".

Y vieron cómo en mayo, cuando aún estaban "luchando por el futuro", antes de que se decidiera definitivamente en el patronato, "nos trajeron un ballet amateur ruso con dos bailarines invitados de Madrid. Y vimos que eso no era un espectáculo para presentarlo como alternativa al Ballet de Zaragoza", añade.

Irurzun asegura que Zaragoza ya era conocida en el mundo internacional de la danza desde hacía tiempo: María de Avila, Arancha Argüelles, que desde el conservatorio ha sacado bailarinas que están en Alemania, Julia que ganó el Prix de Lausanne, que es uno de los más importantes del mundo. "Creo que el ayuntamiento quería que le reportáramos dinero, cuando la cultura no se mide en dinero"

Xabier Irurzun empieza el 4 de julio a trabajar. Le pagarán por semanas para que vaya aprendiendo el repertorio de la compañía de Ullate. A partir de septiembre empezará a ser de plantilla para un año entero. Y ya conoce que su primer espectáculo con la nueva compañía será... en el Teatro Principal de Zaragoza.