De la amistad entre el compositor Josep María Mestres-Quadreny y el poeta Joan Brossa surgió en 1959 El ganxo, una ópera que, sin embargo, nació con la seguridad por parte de Mestres-Quadreny de que nunca se vería en el Liceo de Barcelona por su ruptura total con el género existente. Casi 50 años después, El ganxo, se va a representar por primera vez. Se estrenará precisamente en el Liceo para después recalar en la sala Galve del Auditorio de Zaragoza. La concejala delegada del Auditorio, Lola Campos; el director del Auditorio, Miguel Ángel Tapia y el director del Grupo Enigma, Juan José Olivés presentaron ayer la ópera, de la que uno de los coproductores es el Auditorio, en Zaragoza.

"Es la ópera del no argumento". Así de contundente define Juan José Olives, el director de la orquesta Enigma, la coproducción en la que su grupo se encarga de la parte musical. Y es que el espectador que acuda a disfrutar de la función se encontrará con una representación sin argumento ni linealidad, "es un espectáculo muy vistoso, colorista, con mucha luz, muchos detalles...", asegura Olives. Sin argumento específico, El ganxo cuenta con un sólo acto y se divide en una introducción, un prólogo y cuatro cuadros. La acción comienza con el barítono Lluís Sintés que pone en escena un cuento árabe pero sin conexión alguna con el resto que se va a ver en la representación. De hecho, no vuelve a haber texto en escena hasta el último cuadro en el que el tenor Antoni Comas explica una historia incomprensible. En definitiva, una "no ópera" que bebe del vanguardismo, de los surreal que tan bien manejaba el poeta catalán Brossa, "representa el mundo simbólico que tan bien creaba".

ÓPERA AMBICIOSA

El ganxo pasa por ser una ópera "poco pretenciosa pero ambiciosa a la vez", señala Olives. Su duración es de apenas 45 minutos y requiere de una plantilla instrumental muy reducida, tal como señala Olives: "Actuamos 13 músicos y el director". En toda la ópera sólo intervienen dos cantantes que, además, nunca llegan a cantar juntos. El resto de la función es "música con actores: mimos, malabarismos...", señala.

Pero a la vez, por su concepción, es una ópera muy ambiciosa ya que, señala Olives, "intenta romper lo que es una ópera. Su objetivo era asustar a los burgueses de la época, sofocar al público de ritual que asistía al Liceo". Por eso, ambos eran conscientes de que era imposible que esa ópera se representara en el mítico teatro barcelonés. Curiosamente, 50 años después, la modernidad ha llegado al Liceo.

Miguel Ángel Tapia resaltó que "es de alabar la labor de Olives con su grupo Enigma que, una vez más, se introduce en uno de los géneros más difíciles de hacer llegar al público". Y es que, señaló: "mientras que en otros ámbitos de la cultura se ha aceptado el Surrealismo en la música todavía no. El oído del público en general todavía no lo ha asimilado".

Por otro lado, la concejala delegada del Auditorio, Lola Campos, resaltó que "es un reconocimiento que una orquesta de Zaragoza haya sido elegida por el Liceo para una ópera como ésta"

El ganxo cuenta con un presupuesto de 98.000 euros de los que el Liceo de Barcelona asume el 51% (50.000 euros), el Auditorio pone 30.000 euros (el 30,6%) y la compañía de Mar Gómez, el 18,4% (18.000 euros). La ópera se verá en el Liceo el 6, el 7 y el 8 de abril mientras que en Zaragoza se representará el 10 de abril a partir de las 20.15 horas. Las entradas cuestan 5 euros.