La Plaza de Toros Vieja de Tarazona se convertirá de nuevo en coso taurino. Será el próximo 5 de octubre, día en el que la ciudad celebra a su patrón, San Atilano, precisamente la fecha en la que se inauguró la plaza, en 1792. Más de dos siglos después, en el mismo lugar se darán cita Víctor Méndez, Miguel Báez Litri, Julio Aparicio, Rául Gracia El Tato (en una aparición especial, tras su retirada), Salvador Vega y el turiasonense Pepe Mayor para torear reses de Los Guateles.

De esta manera se materializará la vieja idea de que la plaza vuelva a tener la función para la que fue construida. La idea sonó principalmente tras su restauración impulsada en 1998, cuando se habló de la opción de que acogiera una corrida goyesca. Sin embargo, ha sido este año cuando la iniciativa ha tomado fuerza y, ya antes de verano se habló de su celebración, pero aún faltaban los permisos necesarios

Desde el consistorio no se ha querido dar detalles del esperado festejo ya que el expediente se aprobará en la junta de gobierno el próximo lunes. Aún así, han confirmado que el acto cuenta ya con todas las licencias necesarias del Gobierno de Aragón y ya se ha contactado con la empresa que preparará la plaza.

Y es que la característica plaza octogonal fue declarada Bien de Interés Cultural en el año 2001 por lo que la organización de este evento tiene ciertos requisitos: Se instalará dentro de la construcción una plaza de toros portátil, que adecuará el espacio aunque reducirá la capacidad. Además se cubrirá el suelo con arena para igualar la base, ya que la plaza se hunde en el centro. En cuanto a las puertas de acceso al coso, se utilizarán como hace siglos, respetando su uso taurino. De esta manera, la del sur sería para las cuadrillas y la del norte para los toros. Aún no se sabe cuánto público podrá asistir al evento, que será de pago.

La plaza de toros vieja se ha convertido en uno de los símbolos de la ciudad y forma parte de la Unión de Plazas Históricas de España junto a cosos como los de de Almadén (Ciudad Real), Aranjuez (Madrid) o Béjar (Salamanca). Su construcción fue impulsada a finales del siglo XVIII y se levantó en tan solo dos años.

La edificación tuvo uso taurino hasta 1870, cuando se construyó la actual plaza, fuera del casco urbano. Poco a poco, el edificio de tres plantas se fue habitando hasta las actuales 23 casas en que se divide. Los inquilinos realizaron diferentes obras y fue a finales de la década de los noventa cuando el Ayuntamiento de Tarazona impulsó su restauración, con acciones como la reapertura de los balcones desde los que se veían los toros. Desde entonces, y con la iluminación del edificio en el año 2003 por Endesa, la plaza se ha convertido en escenario de actividad social y cultural como conciertos, festivales de jotas o teatro.