"Nací para robar rosas de las avenidas de la muerte". Una de las frases más poéticas del montaje Bukowski. La Cara B de América, que Teatrorave estrenó ayer por la noche en la sala Multiusos y repite hoy. Aunque quizá el verbo repetir no sea el más adecuado, ya que cada representación, creada en directo, es única. En cualquier caso, la citada frase es una chispa de belleza perdida entre un mar de situaciones miserables, propias del realismo sucio de Bukowski: Vómitos de sangre, alcoholismo, maltrato, prostitución, pobreza... Situaciones tan bien narradas por Teatrorave que, lejos de provocar rechazo, enganchaban en seguida al espectador. Incluso, en aportaciones puntuales del videojockey que les acompañaba, arrancaban tímidas carcajadas entre el público.

La Multiusos aparecía dividida por una gigantesca cortina; a un lado, un gran espacio donde se desarrolló la segunda parte del montaje, en la cual se sucedieron números de danza de Ana Continente, duelos musicales entre dos exmiembros del Cabaret Ambulante y música, ofrecida por cuatro disc jockeys aragoneses. Entre ellos, varios pintores trataban de retratar la época pop de Estados Unidos en apenas una hora y media. Con una pequeña trampa, eso sí, ya que comenzaron a preparar los grandes lienzos mientras se desarrollaba la obra de teatro que inauguraba el happening.

La citada obra reunía al público en un espacio bastante reducido, al otro lado de la cortina, que daba aún más impacto a las ya de por sí contundentes frases de la obra. Javier Tenías como Bukowski, y Candela Rabal como Marge, desarrollaban la historia de este alcohólico desahuciado y su pareja, prostituta, y la vida miserable que arrastran día a día. Ambos actores, sobre todo Tenías --quizá por su mayor protagonismo-- estuvieron muy afortunados a la hora de transmitir al ambiente de miseria en sus diálogos, monólogos y en particular en las divagaciones del alcohólico moribundo.

El público era ayer sorprendentemente variado, e incluyendo incluso algún niño en las primeras filas, aún cuando ni la temática ni el vocabulario parece ser muy adecuado. Tan heterogéneos como los espectadores eran sus motivos para acudir. Pilar, de 19 años, acudió porque "Me encanta Bukowski, y esta obra --La máquina de follar, en la que se basa el montaje--, y quería ver cómo la representaban". Otros espectadores comentaban que les parecía "genial que se preparen iniciativas como esta desde Aragón", y destacaban la "originalidad del montaje y la combinación de elementos".

La entrada fue una buena inversión para pasar cuatro horas de lo más entretenidas, al igual que lo será hoy. Si han perdido las dos oportunidades, tendrán que esperar al próximo ciclo En la Frontera.