LA ENFERMERA DE BRUNETE

AUTOR Manuel Maristany

EDITORIAL Planeta

PÁGINAS 1040

La guerra civil española sigue siendo --y así continuará, probablemente durante bastante tiempo-- un escenario de excepción para plasmar la grandeza y la ruindad de los seres humanos inmersos en situaciones límite (como cualquier otra guerra, por otra parte). Ha pasado poco tiempo, medido en siglos, desde que terminó; sus consecuencias se están padeciendo todavía; hay supervivientes que pueden dar testimonio de aquella brutalidad; el público lector quiere saber y entender después de la adulteración y el oscurantismo histórico franquista... Se podrían citar, entre el cúmulo de novelas y de relatos recientes que tratan sobre este asunto Los girasoles ciegos, de Alberto Méndez (Anagrama), el segundo tomo de Verdes valles, colinas rojas y La higuera (Tusquets), de Ramiro Pinilla, y En el remolino, de José Antonio Labordeta (Anagrama), obras literariamente importantes. Y ahora llega La enfermera de Brunete, de Manuel Maristany (Barcelona, 1930), que viene a unirse, por méritos literarios, a las anteriores.

Básicamente, se trata de una novela histórica decididamente decimonónica en sus planteamientos narrativos y en su ejecución (la prosa es de un castellano limpio, con giros y frases hechas de la época). Hay lances de fortuna adversa, tragedias amarguísimas, amores destructivos, aventuras heroicas y galantes, sentimientos ingobernables, fantasmas de familia... que la acercan deliciosamente al folletín más logrado.

Maristany retrata a una familia de la rancia aristocracia catalana, los De Montcada Ortiz de Zabala, forjada a base de tradición militar y católica, de honor y de honra (que marcará para siempre la vida de Javier, el protagonista, y también la de Blanca, su hermana), de siglos de educación exquisita, de refinamiento exclusivo, monárquica a machamartillo. El autor recrea con solvencia este ambiente como estático en el tiempo, o como fuera del tiempo, con realismo costumbrista, y no oculta sus simpatías hacia la cosmovisión e ideología de dicha familia: el carlismo de los requetés. Pero llega la Segunda República y todo se tambalea. Como no podía ser de otro modo, los militares de la familia conspirarán contra el Gobierno democráticamente elegido. La amenaza de la Revolución bolchevique provoca pavor. La guerra empieza y con ella llega el carrusel de desgracias.

Linealmente, se suceden las situaciones (algunas de ellas rozan lo inverosímil), los escenarios bélicos y de retaguardia, las atrocidades y los personajes reales (Francisco Franco y Dionisio Ridruejo, por ejemplo, reciben críticas). Hasta que aparece Soledad, la enfermera que da título a la novela, un personaje redondo, mujer avanzada a su tiempo, con el que Maristany da un giro sorpresa.

Los personajes se muestran cargados de complejidad sentimental, moral e ideológica. La enfermera de Brunete no se trata de otra novela más de la guerra civil, aunque este lector se ha quedado con ganas de saber más de Blanca.

MARCOS MAURELmmaurel@elperiodico.com