TRAYECTORIA NACIDO HACE 32 EN BANYOLES (GERONA) ES EL ÚNICO DIRECTOR ESPAÑOL EN EL FESTIVAL DE CANNES DONDE PRESENTA SU PELÍCULA ´EL CANT DELS OCELLS (EL CANTO DE LOS PÁJAROS)´

--Tiene muchos admiradores, pero en todos los pases una parte del público a media película se escapa.

--Es la vida en general. Tampoco es una película para todos los públicos, y quienes se quedan disfrutan, hasta ríen. El humor la hace popular.

--La prensa francesa lo adora. Cahiers du Cinéma incluye Honor de cavalleria entre las 10 mejores películas de año. Libération le dedica varias páginas, y las críticas de El cant dels ocells (El canto de los pájaros) son excelentes. ¿Se siente más querido fuera?

--Sentirse amado no va con mi carácter. Respondo por lo que hago, no por los sentimientos que genero. Pero es verdad, en Francia me siento más cómodo, más apoyado.

--Es el único director español en el Festival de Cannes. ¿A qué se debe?

--Yo sé por qué me han escogido a mí, pero desconozco por qué no hay nadie más. Solo lo intuyo. Las películas españolas no están en sintonía con la onda actual del cine internacional. Son demasiado convencionales, siguen ancladas en viejas tradiciones. Los directores españoles se dedican al realismo tímido. En apariencia cuando tratan cuestiones sociales son incisivos, pero no se atreven a innovar ni en la temática ni en la forma. Filmografías como la de Rumanía están más avanzadas porque conectan con el cine moderno.

--Opta por rodar en catalán en un momento en que nadie se atreve.

--Primero porque es la lengua de los actores, salvo uno que habla en hebreo. Para mí es natural. Cannes no tiene ningún problema. Elige un cine artístico, en el que importan otras cosas. De todas maneras, rodar en catalán es un acto de valentía porque acota la producción. Hace que las películas sean más limitadas.

--Su obra parte de libros de trascendencia universal. Honor de cavalleria, con la que ya participó en la Quincena de Realizadores, surge de las páginas de Don Quijote, y El cant dels ocells, de las de la Biblia.

--Es casualidad, no esconde una ambición desmedida por adaptar grandes clásicos. Coinciden en ser relatos históricos rodados en exteriores.

--El Evangelio de San Mateo menciona a unos magos que vinieron de Oriente buscando al nuevo rey que habría de nacer. Apenas hay referencias sobre su origen, su personalidad, ni siquiera sus nombres.

--Eso me da más libertad creativa. Es una narración más abstracta, por no haber no hay ni conflicto. Es un simple viaje. Los reyes entran en ruta, llegan y se marchan. Son los más creyentes, son los pioneros. El cristianismo aún no había surgido y no se sabía nada de la influencia que tendría en la humanidad.

--Queda evidente la influencia del teatro del absurdo de Beckett.

--Sí, y también hay mucho de cine mudo, con esos largos planos fijos filmados en blanco y negro.

--De nuevo opta por trabajar con Lluís Carbó, Lluís Serrat Batlle y Lluís Serrat Masanellas, amigos de Banyoles que no son actores.

--No encuentro otros mejores. No son gente cosmopolita ni muy cultivada, les choca eso de viajar a Islandia para rodar. Su origen campesino les da un aire antiguo. Me recuerdan a los personajes de Pasolini. En El cant dels ocells, los actores son sombras, no tienen relieve psicológico. Todo es muy pictórico.

--¿Cómo trabaja el guión?

--Los diálogos son el secreto mejor guardado de todo director. Es una mezcla de improvisación, intuición y saber provocar a los actores.