Stan Lauryssens ha sido un estafador. "Timar, engañar y estafar es excitante", escribe en su libro Dalí y yo. Una historia surreal (Ediciones B). Lauryssens pasó de trabajar haciendo agujeros a quesos Emmental de 70 kilos en su Amberes natal a manejar tanto dinero que llegaba a coger el avión para ir a cortarse el pelo a Nueva York.

Lauryssens se enriqueció vendiendo falsos dalís a comerciantes ignorantes y nuevos ricos que le pagaban con dinero negro. Inundó el mercado con más de 300.000 litografías chapuceras hasta que la policía emitió contra él una orden de búsqueda y captura. Para huir de la Interpol pasó una temporada viviendo con su novia catalana en Port-Lligat, muy cerca del olivar decorado con huevos gigantes donde estaba la casa de Dalí y Gala.

Lauryssens se dedicó a recoger los cotilleos más morbosos --sexo, dinero, traición-- que han corrido por Cadaqués alrededor de la figura del pintor. En realidad nunca habló con él. Le vio sólo una vez, en silla de ruedas, cuando era un anciano de uñas sucias, tembloroso a causa del párkinson, con el bigote blanco y flácido.

Su libro ha provocado ya reacciones negativas. La más contundente procede de la Fundació Gala-Dalí de Figueres. Lauryssens "incurre en claras falsedades" con "total ausencia del más mínimo rigor histórico, artístico y ético", señala la fundación en un comunicado. Por su parte, el acusado se defiende: "La fundación no sale en el libro". "Yo me limito a contar mi historia. He escrito el libro para olvidar una parte de mi vida. Como no soy católico no puedo pedir perdón por mis pecados. Pero si digo que me duele lo que hice pero no puedo cambiarlo. Y que lo hice por dinero, aunque el dinero fácil se gasta muy rápido".

Lo que ha molestado a la fundación, empeñada en dar una pátina de honorabilidad a Dalí, es que el escritor revuelve en la basura para pregonar lo que era un secreto a voces. Para obtener dinero rápido Dalí realizaba pinturas de gran formato a toda velocidad en las que colaboraron, en mayor o menor medida, Isidoro Bea (que realizaba decorados para el Liceu) y Pujol Baladas (que huyó a México acusado de falsificar Dalís). Entre 1975 y 1982 salieron de esta factoría de auténticosfalsos unos 500 óleos y unas 3.000 acuarelas, según Lauryssens. "Nunca he dicho que todo lo que se expone en Figueres es falso. Casi todo es auténtico menos cinco o seis pinturas que están hechas por Pujol Baladas. El Descubrimiento de América por Cristóbal Colón parece un póster", insiste.

En cuanto a la vida privada de Dalí, Lauryssens se basa en conversaciones con el capitán Moore, Francesc (hijo de un ama de llaves de Dalí), Artur Caminada, Amanda Lear y Ultra Violet. De sus confidencias surge un Dalí onanista, obsesionado con el sexo anal, voyeur y probablemente impotente que organizaba orgías para no aburrirse. Tampoco nada nuevo.

Este belga pequeño y simpático que no representa sus 62 años se convirtió en escritor en España. No logró esquivar a la justicia, fue detenido y pasó unas semanas en la cárcel Modelo y cuatro meses en la prisión de Madrid, "los mejores de mi vida", dice. Como no había gran cosa que hacer se dedicó a escuchar y a hablar. Y ahí nació su vocación de escritor, su renacimiento personal.