Decía ayer Manuel Vilas que ese estilo nuevo y arriesgado de su última novela Aire nuestro, por la que ayer recogía el Premio Cálamo al Libro del Año 2009 respondía a "una lucha contra el aburrimiento" y a "la pasión de vivir". Pero en realidad, esta novela sigue la línea de sus anteriores Calor y España, con unos registros literarios desconcertantes, en el intento confesado de "desenmascarar, desvelar lo que hay detrás del aparente mundo excelente en el que estamos viviendo".

Junto a Vilas, el escritor Antonio Altarriba y el dibujante Joaquín Aubert (Kim), padre de Martínez el Facha en El Jueves recibieron el Cálamo Extraordinario por El arte de volar, un libro en el que en la primera página vemos a un señor que se tira desde un balcón. Y a través de viñetas de cómic asistimos a la andadura biográfica de un hombre real que tuvo la vida difícil desde el principio; la emigración a Zaragoza desde su pueblo, la fábrica de galletas, la guerra civil, la derrota, Francia, rehacer la vida,el exilio interior, la residencia de ancianos Logroño...

UNA REALIDAD MUY CRUDA

Ese personaje existió y era el padre del propio escritor. Profesor universitario, Altarriba, otras veces fantasioso, explicaba que en este libro había volcado la hiperrealidad de una época. "Tengo que dar cuenta de una realidad muy cruda, pero también de un estado mental, ideológico, el de mi padre, sometido a muy fuertes contradicciones, como todos los de su generación, por no poder expresarse con libertad".

Kim, el dibujante, oyó la historia que le contó Altarriba sobre aquel hombre que "desde un punto de vista político, afectivo, económico, intentó emprender el vuelo y no lo consiguió", y se puso a dibujarla con las primeras diez páginas del manuscrito. Lo fue dibujando según lo iba leyendo: "fue muy fácil dibujar la época. Explicaba una historia distinta de la que nos contaba el cine".

El marroquí Abdelá Taia, Premio Cálamo Otra Mirada 2009 por su obra Mi Marruecos, señalaba que "tras la muerte de Hassán II hay muchos tabúes que se han roto y han caído en Marruecos gracias a la prensa y a los periodistas". Y a la vez que celebra el nacimiento de una generación con una visión mucho más crítica respecto al poder y a la sociedad desde nuevos periódicos y revistas como Tel Quel o Le Journal , al mismo tiempo, los escritores y los intelectuales, sobre todo los de las generaciones anteriores "no se mueven".

"Entiendo que Hassán II consiguió instalar el miedo en la sociedad de mi país" --señaló Abdelá Taia--, "el cambio no vendrá desde el poder. Y estimo que alguien que tiene la oportunidad de publicar tiene una responsabilidad hacia el mundo del que procede; sobre todo porque en ese mundo la gente no se pertenece a sí misma y no tiene libertad".