LA VIDA FÁCIL

AUTOR Richard Price

TRADUCCIÓN Carlos Milla

EDITORIAL Mondadori

PÁGINAS 528

PRECIO 23,90 u

Hace más de tres décadas que Richard Price (Nueva York, 1949) combina la escritura de guiones para el cine con las novelas policiacas. Él mismo suele contar que, con el dinero que ganó con películas como El color del dinero o Rescate compraba tiempo para dedicarse a la literatura. Antes sus libros se encontraban en la sección de novela negra, pero ahora con La vida fácil ha pasado a las mesas de la supuesta literatura con mayúsculas.

¿Qué ha cambiado en la obra de Price? De hecho, nada. La novela La vida fácil está escrita con la misma intensidad, penetración y trasfondo crítico que ya nos fascinaba en libros como Clockers o El samaritano. La única diferencia es que entretanto Richard Price ha escrito cinco episodios de la exitosa serie televisiva The Wire y de repente sus novelas se han ganado el cielo de la alta literatura y el aplauso de no pocos esnobs.

FICCIONES ABSORBENTES La pulsión creativa de Richard Price es la misma para los guiones que para las novelas. Su estilo podría describirse como un naturalismo del siglo XXI. Partiendo de la fijación periodística de unos ambientes urbanos y un lenguaje particular, conseguidos patrullando la calle y aguzando el oído, el autor norteamericano escribe ficciones realistas (o casi hiperrealistas) que son únicas y resultan muy absorbentes. Esta clara apuesta por la realidad cruda le permite regatear los tópicos del género y fiar la fuerza de sus historias en la descripción minuciosa de los ambientes, unos personajes de carne y hueso, empáticos, y unos diálogos creíbles y vivísimos, con la rara capacidad de crear lenguaje.

"Me gusta que el lugar sea el tercer personaje", decía Richard Price en una entrevista reciente. En las mejores novelas negras, la trama policiaca suele ser una excusa para que el lector conozca el trasfondo de un problema social o económico. En el caso de Price, la historia le permite construir un discurso crítico alrededor de la ciudad de Nueva York --ese tercer personaje-- y el trato que reciben los barrios más conflictivos. La vida fácil, en concreto, se centra en el fenómeno de gentrificación del Lower East Side, antes puerta de entrada de los inmigrantes.

EL ORIGEN La vida fácil se abre con un asesinato: tres amigos --un escritor en ciernes y propietario de un bar, un camarero y su amigo borracho-- vuelven a casa de madrugada y en una esquina del Lower East Side se topan con dos chicos. Uno de ellos dispara y el camarero muere. Cuando el detective Matty Clark y su compañera Yolonda --un irlandés y una hispana-- empiezan a investigar, se dan cuenta de que hay muchos claroscuros, lo que les lleva a ampliar las pesquisas.

No es una investigación lineal: Price organiza la historia en escenas y nos presenta a los sospechosos, pero también nos lleva a casa de los jóvenes que dispararon, a sus vecinos del barrio, al quehacer diario de los policías... Además de mantenernos en vilo hasta el final, consigue interesarnos en los azares muy reales del barrio y sus gentes. La intriga es solo una zanahoria, lo que importa es el trayecto por el que nos lleva.