Expertos holandeses confirmaron ayer la autenticidad de un cuadro de 1886 atribuido al maestro del impresionismo Vincent Van Gogh en el museo Fundatie de la ciudad holandesa de Zwolle.

Se trata de un óleo de 55 por 38 centímetros, que refleja El moulin Blute-Fin, que entonces era el punto más alto de la parisina colina de Montmartre, el punto de referencia de los artistas en la capital francesa.

El lienzo fue adquirido en 1975 por el entonces director del museo Boyman de Rotterdam, Dirk Hannema, quien aseguró desde un primer momento que se trataba de una obra de Van Gogh (1853-1890.

Sin embargo, Hannema, que contaba con escasa experiencia y reputación en la materia, no fue tomado en serio --había atribuido de forma errónea otra obra a Vermeer años antes--, por lo que el cuadro pasó inadvertido durante años y a su muerte, en 1984, la obra quedó en manos del museo Fundatie que puso en marcha las primeras investigaciones.

En 2007, expertos del Museo Van Gogh de Amsterdam iniciaron un nuevo estudio sobre esta obra y dos años después hallaron los primero indicios de su autenticidad. Las investigaciones dan ahora la razón a Hannema, 35 años después de su descubrimiento.

La obra forma parte de la época parisina más colorista del autor, en la que se alejó de la oscuridad que reflejaban sus obras holandesas. Además de los colores brillantes, presenta a grandes figuras humanas alrededor del molino, de ahí que el director del museo Fundatie, Ralph Keuning, señalara que "la pintura es un poco atípica para Van Gogh por la cantidad de gente que aparece en él, pero también muy típica por el papel destacado del molino". La obra ha quedado expuesta en el centro museístico.