Galardonada con el gran premio del jurado en el festival de Cannes del pasado año, Un profeta es una casi hiperrealista película carcelaria --género que vuelve a estar en boga, de la teleserie Prison break a la producción española Celda 211-- que pone en su verdadero sitio a uno de los mejores directores del cine francés contemporáneo: Jacques Audiard, gran experto del género negro --de muy joven ya escribió guiones de filmes policiacos para su padre, Michel Audiard-- y realizador que se toma todo el tiempo del mundo para hacer sus películas, solo cinco desde que debutara tras la cámara en 1994.

Un profeta, que se centra en el proceso de aprendizaje de un joven de origen árabe dentro de la prisión, convirtiéndose en algo así como el chico de los recados de un grupo de mafiosos corsos también encarcelados, es también la más dura competidora que puede tener La cinta blanca, de Michael Haneke, para alzarse con el Oscar a la mejor película de habla no inglesa.

El trabajo de Audiard es sintético, directo y descarnado. Narra los entresijos penitenciarios, las relaciones de deuda o de sumisión entre los mismos presos y entre estos y los carceleros, como parte del retrato sobre un personaje inexperto que sabe hacerse un lugar en el mundo penitenciario.

No es tan directa ni concisa la última propuesta de Lone Scherfig, realizadora danesa que se hizo un nombre años atrás amparada en el Dogma 95. Si entonces realizó algunos de los títulos más neutros del movimiento, caso de Italiano para principiantes y Wilbur se quiere suicidar, ahora deja atrás la dogmártica estela para dirigir una producción británica comercialmente más ambiciosa, ambientada en el Londres de los años 60 previos a The Beatles y con guión de Nick Hornby.

La protagonista de An education es una joven londinense (Carey Mulligan, vista en Brothers y Orgullo y prejuicio) que se debate entre cursar estudios universitarios o seguir al lado de una especie de diletante que la lleva a sofisticados restaurantes y galas musicales. Peter Sarsgaard, como el hombre del que se enamora, cuyas actividades no son precisamente diáfanas; Emma Thomspon, en el papel de la recta directora de su instituto; Alfred Molina, como el conservador padre fascinado también por la modernidad del tipo que pretende a su hija, y Olivia Williams, como la profesora, completan el reparto.

´Desde mi cielo´

Estas dos producciones europeas no son los únicos títulos de peso que se estrenan este fin de semana. Peter Jackson siempre cotiza, sobre todo desde su magna versión en tres partes de El señor de los anillos y su remake del clásico King Kong con el simio gigante bailando con Naomi Watts en un lago helado de Central Park. Convencido de que puede hacer cualquier cosa, el antaño monarca del cine gore se atreve en The lovely bones con un relato que mezcla fantasía algo cursi con suspense, visiones mágicas desde un lugar intermedio que separa el cielo de la tierra, y en el que debe permanecer su protagonista tras ser asesinada, y escenas a ras de suelo con un psicópata convertido en pesadilla tanto de la muerta, que en el fondo no deja de clamar venganza como los fantasmas de los recientes filmes japoneses, como de su hermana viva.

Esta adaptación de una exitosa novela de Alice Sebold, Desde mi cielo no es el mejor Jackson posible, ya que se le va la mano en la configuración de ese mundo intermedio más o menos turbador, pero las partes de estricto suspense funcionan a la perfección.

´Al límite´

El regreso del furibundo Mel Gibson siempre es noticia, sea tras la cámara, haciendo barbaridades como La pasión de Cristo, o frente a ella. En Al límite da rienda suelta a su lado más clásico como héroe, algo otoñal ya, del cine de acción, y también a su vocación más dramática, ya que encarna a un experto detective de homicidios de Boston, viudo para más señas, cuya hija de poco más de 20 años es asesinada. Este thriller, sin duda el género en el que Gibson ha obtenido mayores réditos, se convierte entonces en el desesperado intento del protagonista por saber más de la vida privada de la hija muerta. Al límite está dirigida por Martin Campbell, el cineasta que supo cambiarle la fisonomía al James Bond del nuevo milenio con su adaptación de Casino Royale.