HISTORIA DEL ARTE.
"Zaragoza ha sido una ciudad con optimismo"
Publicadas las actas del XIII Coloquio de Arte Aragonés sobre un siglo de la ciudad.
Zaragoza ha demostrado en el siglo que va desde 1908 al 2008, a pesar de los problemas políticos, que ha sido una ciudad con optimismo. Y en estos momentos de crisis es cuando más hace falta transmitirlo". El profesor Manuel García Guatas resume así el resultado de las investigaciones vertidas en el XIII Coloquio de Arte Aragonés, un encuentro científico bianual promovido por el Departamento de Historia del Arte de la Universidad de Zaragoza.
A través de nueve ponencias y 20 comunicaciones recogidas en el libro de actas ahora publicado, se abordan los aspectos principales de la vida de la ciudad en ese periodo en el que pasó de tener 100.000 habitantes a 700.000: el urbanismo, la arquitectura, la escultura pública; Zaragoza vista desde la literatura, como tema pictórico, desde la fotografía y el cine desde las cambios sociales y de valores identitarios y desde la historia de la restauración o desaparición de su patrimonio monumental urbano.
"La ciudad tenía que mirar hacia el Sur --declara Isabel Yeste, responsable de la ponencia sobre Urbanismo y Arquitectura--; hacia el Norte tenemos arcillas, margas, las corrientes freáticas del Ebro, magníficas tierras para cultivar hortalizas, pero fatales para construir". Yeste señala que "no es que Zaragoza le haya dado la espalda sistemáticamente al Ebro porque sí. Otras mil ciudades se articulan en torno al río. El problema es que las tierras buenas para cultivar eran las del Norte, en tanto que las del Sur pertenecen a un secarral calcáreo ideal para construir; no eran tontos".
Jesús Pedro Lorente, que ha investigado la pintura sobre la ciudad señala cómo se fue pasando de mirar desde el Norte para captar el Pilar, a buscar "una nueva vista" (Marín Bagüés), o pasar a pintar los almacenes, las fábricas o las estaciones como símbolos del progreso. Un nuevo icono a mediados de siglo fue el de la Torre de la antigua Feria de Muestras vista desde el Cabezo, como "el mojón que inicia la expansión definitiva y salvaje de Isabel la Católica", señaló Isabel Yeste.
Al principio, Zaragoza no era un tema moderno, hasta época reciente, no ofrecía atractivo para los pintores, afirma Lorente. Los pintores cada vez van fijándose menos en el tipismo. "Plasman los edificios casi siempre sin gente, piezas urbanas cada vez más propiamente arquitectónicas, una visión de la ciudad un tanto deshumanizada", señala este profesor, quien ha observado cómo a las vanguardias de comienzos del XX les gustaban las multitudes, el movimiento y las prisas de la ciudad. "A nuestros artistas de ahora les gustan imágenes metafísicas. El propio Aransay es un elemento de transición que reflejaba la posmodernidad, una época supuestamente de alegría y presenta personajes que están como ensimismados, rodeados de una ciudad en plan Munch que da pavor. Y luego hemos llegado a las ciudades desérticas en tonos negros (Lozano o Cerdá)". La misma línea ha seguido la fotografía, de plasmar la plaza España siempre con muchísima gente, que buscaba ser reflejo de la realidad, ahora distorsiona las imágenes.
García Guatas asegura que el Coloquio "tiene un tono innovador y en él hemos vaciado cada uno nuestra especialidad". En la estatuaria urbana, Guatas se remonta al Neptuno proyectado en 1835 sobre un diseño "de las tropas francesas" hasta esa misma fuente ya dedicada a abastecimiento, con delfines. En 1908 Zaragoza sólo tenía tres monumentos escultóricos.
Guatas destaca en su ponencia cómo la ciudad, al cambiar de escala ha determinado un progresivo empobrecimiento visual de los mismos centros históricos, absorbiendo las mismas estatuas con sus pedestales. También hace hincapié en la escasa fortuna monumental en Zaragoza de figuras como Goya y Costa y advierte de la banalización de nuevas esculturas urbanas promovidas por asociaciones, desubicadas de la historia, con temas indefinidos.
El tema de la Literatura y Zaragoza, a cargo de Luis Calvo Carilla, señala hitos de posguerra como Manuel Derqui (La ciudad) y Gabriel García Badell (De las armas a Montemolín) rescatados ahora desde "la nueva moda por lo zaragozano" que respiran las letras. Isabel Yeste recuerda que el primer edificio moderno de España es el del Rincón de Goya, de García Mercadal, "aunque aquí no gustó nada". Afirma que decían: "No, no, si acabado está, falta desembalarlo". El plan urbanizador de Zuazo es "absolutamente moderno; el problema es que llegó la guerra y no pudo acabarse". Repasa en su trabajo el hospital de Gracia, las dos iglesias carmelitas que tienen al lado, la gasolinera de Los Enlaces o la Biblioteca de Aragón "Zaragoza ha tenido modernidad; nunca nos hemos escondido", concluye.
Hay un buen elenco de jóvenes investigadores en el Coloquio que aportan comunicaciones acerca de pérdida de patrimonio de posibilidades nuevas para Zaragoza, del graffitti, de las nuevas instalaciones y hablan sobre todo "del gusto por Zaragoza". "El relevo está asegurado", afirma Yeste.
- Kate Middleton y William toman la decisión y rompen con la Casa Real tras lo ocurrido: 'Una dirección diferente
- ¿Por qué hay cada vez menos perdices rojas y liebres ibéricas en Aragón?
- Hermanos Teresa, el restaurante de tapas de Zaragoza que evoluciona sin perder su esencia
- El pueblo de Aragón con nombre de máquina que gana miles de habitantes cada invierno
- Este es el barrio de Zaragoza que cumple 25 años con la mira puesta en una promesa del ayuntamiento
- ¿Fue justificado el registro en el despacho del fiscal general? El Supremo revisa este martes la investigación del juez Hurtado contra García Ortiz
- Juan Giuffra ya está en Zaragoza a la espera de incorporarse al cuerpo técnico de Ramírez
- El Casademont Zaragoza femenino y la consolidación de un fenómeno único en España