"Buenas noches, España! ¡Venga!" Con una inusitada potencia y un guiño en castellano comenzó Pendulum su imponente actuación en Monegros Desert. El grupo australiano sacó, por primera vez, a relucir su directo en nuestro país y en el plano artístico fue el concierto de esta joven banda uno de los grandes argumentos de la edición del festival 2010. Pendulum se destapó definitivamente como un grupo de presente y futuro, que se metió desde el primer momento en el bolsillo a los más de 10.000 espectadores que jalearon la actuación desde su inicio, al filo de la medianoche del sábado al domingo.

Por muchos años que se lleve acudiendo al desierto monegrino para asistir a la raverbena, sigue habiendo momentos en los que la piel se torna carne de gallina. Y esa sensación no solo sucedió en la aparición de Pendulum, también con el tremendo bolo de los raperos sevillanos SFDK o los puntos de genialidad de La Mala. Monegros, desde hace años, ya no es solamente electrónica, es también hip hop del bueno. Y aparece en los últimos años la drum and bass, que tiene su público, sin duda, pero que sigue un peldaño por debajo de los anteriores estilos mencionados entre las preferencias de los españoles. La drum and bass es una apuesta muy particular de la organización de Monegros, que acaba logrando siempre sus objetivos. Ya pasó hace casi diez años con la llegada del hip hop al cartel.

UN MONTAJE MÁS AUSTERO¿Goza de buena salud Monegros? Sí, sin duda. Cierto es que ha bajado el número de espectadores. El año pasado fueron 43.000, mientras que la cifra definitiva del 2010 es de 35.000 personas de pago a los que hay que sumar 3.000 invitados. Total: 38.000. Espectacular. Especialmente en tiempos de crisis. Y lo más llamativo de todo es que, año tras año, no hay nunca incidentes reseñables. En esta edición, de nuevo la Subdelegación del Gobierno de Huesca aludió a que "no se han producido incidentes ni problemas importantes durante la jornada del festival".

Cierto es que en las diversas carpas de asistencia médica y Protección Civil se detectaba fácilmente un incesante ir y venir de jóvenes, pero parece que fueron atenciones no excesivamente importantes en su gran mayoría.

Monegros Desert, con 16 años de historia ya, es una maquinaria muy bien engrasada. Pasear incluso por las zonas de producción, es decir, los espacios dedicados a la organización y no accesibles al gran público permite darse cuenta de la envergadura del un montaje que, en este 2010, ha sido menos ambicioso. Debían saber los promotores desde hace meses que las vacas flacas también alcanzarían a la cita fragatina (las ventas anticipadas por internet son concluyentes meses antes del inicio del festival). Se notó en la amplitud del recinto o en la ambición de las luces. Pero Monegros sigue impactando.

Conste que este festival desenfunda cada año una cantidad ingente de música. A pesar de la controvertida ausencia de Busta Rhymes, hubo actuaciones sublimes como el repaso de 2ManyDJs al sonido industrial de los 90, con guiños al house pistero del siglo pasado. O la efectividad de Hawtin. O la veneración por Garnier. A estas horas del lunes, quedarán operarios en el desierto desmontando. Pero en unas horas, las alimañas volverán a ocupar su lugar... hasta el año que viene.