Vivimos engañados. Papa Noel no es ese viejo bonachón con barba blanca, panza prominente y traje rojo que nos trae regalos por Navidad, sino una aterradora criatura de 20 metros de alto y diabólicos cuernos de chivo, que secuestra a los niños y los castiga con crueldad. Así es la perversa, y muy divertida, revisión del mito de Papa Noel que ofrece la película Rare exports: a Christmas tale, ópera prima del director finlandés Jalmari Helander, que fue la gran triunfadora de la 43ª edición del festival de Sitges. "Es una película sorprendente, fresca y original", declaró el jurado para justificar su inesperada decisión de otorgarle el premio a la mejor película, al mejor director y a la mejor fotografía.

Rare exports... es, posiblemente, la película más tronchante del festival. Dotada de un aire de irresistible freakismo nórdico, el filme viaja a Laponia, en la frontera con Rusia, donde se llevan a cabo unas excavaciones para desenterrar al mismísimo Papa Noel. Al mismo tiempo, un niño (fabuloso Onni Tommila, sobrino, por cierto, del director) descubre en viejos libros de leyendas que el entrañable Santa no es quien nosotros pensamos, sino un ser diabólico, malísimo, que mete a los niños en calderas de fuego y, en lugar de hacerles regalos, les somete a tortura. En clave de comedia negra nórdica, terror monstruoso y aventura de acción infantil, Rare exports... es un pataleante divertimento que, ojo, padres despistados, no es estrictamente para niños, sino una revisión harto perversa del viejo mito navideño, aquí mucho más cercano a los gremlins, los critters y otras criaturas terroríficas de la preadolescencia.

PREMIOS REPARTIDOS El resto de premios de Sitges 2010 cayeron muy repartidos. 13 assassins, la estupenda película de samuráis de Takashi Miike, se llevó el premio del público y el de diseño de producción. El galardón para el mejor actor recayó en Patrick Fabian por su espléndido trabajo como reverendo farsante en El último exorcismo, mientras que el de mejor actriz fue para la hongkonesa Josie Ho, por su sobrecogedora labor en Dream home, filme que también ganó el premio al mejor maquillaje. El argentino Nicolás Godbart se alzó con el trofeo al mejor guión por la farsa apocalíptica Fase 7, mientras que el británico Gareth Edwards tuvo que conformarse con el premio a los mejores especiales por la deliciosa Monsters, de la que también era director y guionista.

Prácticamente todos los premios fueron recibidos con aplausos, salvo uno: el especial del jurado para la película alemana de vampiras raveras We are the night, de Dennis Gansel. Los abucheos fueron de los que hacen época y de los que no se recuerdan en el festival catalán. Incomprensible, ciertamente, la decisión del jurado de premiar la, quizá, película más hortera de todo el festival. Sin más.