AUTORA Heather Sincavage

ESPACIO Galería Calvo y Mayayo (Calle Cadena, 28)

HORARIOS Lunes a viernes, de 11 a 14 y de 17 a 21 horas

FECHAS JHasta el 17 de junio

Yace el símbolo-metáfora de una mujer con sus sentimientos repartidos en cajones que no siempre se abren, sentimientos encajonados a los que les resulta difícil aflorar. Y sentimientos yacentes, casi muertos. Enfrente, un ventanal semicerrado deja atisbar otra figura femenina que quiere asomarse del todo al mundo, pero una estructura en forma de barrotes encarcela su deseo presionando la contraventana. Una estructura opresora en la que, sin embargo, se rebelan unas fibras semejantes al algodón de azúcar y el azúcar mismo, que lo cubre todo. Es la identidad femenina que está ahí, haciéndose patente ante tanta adversidad.

Lo descrito en el anterior párrafo corresponde a dos instalaciones de Heather Sincavage, artista estadounidense becada por el Espacio Creativo Artix durante seis semanas en 2009, que se incluyen en la exposición que presenta en la galería Calvo & Mayayo y en la que de una manera sutil, no con el grito reivindicativo, manifiesta el sentir femenino ante la situación en la que se ve envuelta la mujer en nuestra sociedad.

Y es que a pesar de la lucha por la igualdad, hay cosas que no cambian. Pero sobre todo no lo hacen los sentimientos. Y queramos que no, mujeres y hombres seguimos teniendo, afortunadamente, elementos diferenciadores, emociones distintas. De ahí que Sincavage, desde su interior, sienta la necesidad de proclamar esa parte en femenino singular o plural que aún está dolida por verse enterrada-encerrada por la educación, la tradición o la herencia cultural.

La obra de Sincavage es pura metáfora. Busca mostrar la identidad femenina a través de sus autorretratos, en los que mezcla diversas técnicas (fotografía estampada en paneles o lienzos, con relieves --metal, madera, papel de periódico, telas-- y material orgánico --pelo, azúcar, ramas, flores--, con pintura normalmente roja, que hace destacar y contrastar formas y colores).

Con estos materiales, la autora trata de transportar al espectador a otros mundos, para que le sugieran la definición de lo femenino, en una búsqueda interior como mujer, como persona y ser humano que, como decíamos, no se trasluce en un grito reivindicativo, pues no atiende a cargas políticas ni luchas sociales, sino como algo más trascendente. De ahí que use su imagen, su cuerpo pues su identidad representa esa mirada a uno mismo para poder encontrarse. Y así trasmite los sentimientos, a través de esa superposición de materiales y cajas como laberintos emocionales de sentimientos que se solapan, sentimientos que no se pueden clasificar y que crean otro sentimiento humano mayor.