En otoño de 1966, Capitol había adjudicado número de referencia, T2580, al nuevo disco de los Beach Boys, y había impreso más de 400.000 portadas para el álbum. Pero Smile se quedó atascado en algún lugar entre el estudio de grabación y la extraviada cabeza de Brian Wilson. Ahora, 45 años después, el disco perdido, o maldito, por excelencia de la historia del pop ha visto la luz por todo lo alto: versión en CD sencillo, CD doble y una extravagante caja con cinco compactos, dos vinilos, dos singles, libro y póster desplegable.

Lo de disco maldito choca con su esencia: Smile luce en su cubierta el dibujo naïf de una tienda de sonrisas, con dos dependientes risueños esperando al cliente. Tras el melancólico Pet sounds, Wilson, cerebro del grupo, urdió una obra imaginativa, colorista y con rasgos de humor con la que reivindicar la grandiosidad y el cromatismo de la cultura americana. Fan de Gershwin, Wilson tramó una sinfonía de una complejidad inédita en el pop. Piezas como Good vibrations (que salió como single) y Heroes and villains constaban de numerosas secciones, capas vocales y giros laberínticos.

Pero hay un lado oscuro. Para consumar su obra, Wilson buscó un colaborador ajeno a los Beach Boys, Van Dyke Parks, a quien encargó las letras. La asociación no cayó bien en el grupo. Mike Love se mofaba de los textos visionarios sobre incendios, vegetales y olas de trigo que traía Parks, hasta el punto de que este, harto, abandonó dos veces las sesiones.

Wilson acentuó su menú de comida basura y drogas y prosperaron los brotes paranoicos. La fecha de edición de Smile se fue aplazando hasta su cancelación en mayo de 1967. Semanas después, los de Liverpool publicaban Sgt. Pepper's y Wilson se daba por derrotado en su batalla por la supremacía en el pop.

La obra se troceó. Una parte vio la luz en el devaluado Smiley smile; otras canciones se colaron, a través de nuevas grabaciones, en Cabin Essence y Our prayer en 20/20; Surf's up dio título al álbum de 1971- En los 80, diversos discos pirata brindaban reconstrucciones libres de la obra. Ya en el nuevo siglo Wilson volvió a la actividad musical y grabó por su cuenta una nueva versión de Smile.

MELANCOLÍA Y EXPLORACIÓN El nuevo lanzamiento rescata ahora las sesiones originales de los Beach Boys. Ahí están las minuciosas construcciones arquitectónicas pop como Surf's up, con sus tres movimientos que fundían melancolía y exploración. Composiciones mitificadas a lo largo de los años, como Cabin essence y Wonderful, que si hubieran visto la luz en su día y ordenadas en el álbum conceptual, habría hecho arquear las cejas a Paul McCartney.

Una obra en sonido mono que, en el 2011, es recibida con honores de fetiche. El pop moderno tiene una deuda con sus pliegues armónicos, su cromatismo y su mística. Lejos de su tiempo, la tienda de sonrisas está más llena que nunca de clientela.