No es ya cuestión de la crisis, que agraba la situación, sino de que hasta en tiempos de bonanza la cultura ha sido la pagana de las malas gestiones. Los tijeretazos recortan partidas en los convenios con grupos, en la Red de Escenarios, en los festivales, o en la subsistencia de los museos. Un recorte claro en ese 4,5% del PIB que supone la actividad cultural en Aragón y que parece que es lo único que importa. Algo que, siendo sustancial, no es el principal rédito que la cultura aporta a una sociedad. Hablamos de desarrollo intelectual. ¿O quizá no interesa?.