Niños convertidos en terroristas suicidas
Son niños y viven en un poblado chabolista de Marruecos. Tienen cero oportunidades para que su vida sea digna. Terminarán convirtiéndose en terroristas suicidas en el nombre del fundamentalismo islámico. Esta es la sinopsis de Los caballos de Dios, que ayer se alzó con la Espiga de Oro de la Semana Internacional de Cine de Valladolid (Seminci). La película marroquí --que aún no tiene fecha de estreno en España-- se llevó el máximo galardón. Sin embargo, la vencedora moral (conquistó premios al mejor director, guion y actor) fue la francesa De óxido y hueso, que ya pasó por el certamen de Cannes y en la que Jacques Audiard (Un profeta) narra la bizarra y conmovedora historia de amor entre un hombre violento y aficionado a los combates nada deportivos y una entrenadora de orcas (Marion Cotillard) que sufre un accidente y se queda sin piernas. En España se estrena el 14 de diciembre.
Nadie abucheó el palmarés. Los caballos de Dios y De óxido y hueso son, efectivamente, dos de las mejores películas vistas en una Seminci que ha acusado la ausencia de muchos directores para defender sus trabajos. El realizador de Los caballos de Dios, Nabil Ayouch, por ejemplo, viajó ayer a Valladolid para recoger el premio pero no lo hizo el día que se pasó la cinta. Estaba celebrando la fiesta del cordero, ceremonia sagrada para los marroquís. Audiard tampoco se acercó a la Seminci, al igual que los realizadores de varias películas de la sección oficial. Esas ausencias han deslucido un festival que cumple ya 57 años como el mejor escaparate del cine internacional de autor. Según su director, Javier Angulo, la asistencia a las salas -60.000 entradas vendidas-- se ha mantenido respecto al 2011 a pesar del zarpazo de la crisis y la subida del IVA.
LA CRÍTICA PREMIA A PERE VILPA José Luis Cuerda se fue de vacío con Todo es silencio, que se estrena el 9 de noviembre y que inauguró el certamen a pesar de ser una floja película sobre el narcotráfico en las costas gallegas. El director catalán Pere Vilà Barceló, sin embargo, consiguió uno de los dos premios de la crítica con La lapidation de Saint Étienne, desoladora y radical cinta que llegará a los cines a finales de año y que muestra cómo un anciano enfermo vive solo en su casa sin poder olvidar a su mujer y a su hija fallecidas.
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