--Usted comenzó con una música más lírica.

--Sí, le dediqué catorce años a cantar ópera.

--¿Y entonces?

--Simple y llanamente cambié. Son decisiones que se toman porque me apetecía tomar caminos nuevos.

--¿Qué ofrece en las Esquinas?

--Una selección de los temas que más representan mi trabajo, de una forma muy variada, jugando con las formas musicales en varios formatos, con un repertorio internacional.

--No compone...

--No. Lo he intentado pero prefiero dejárselo a la gente que lo hace bien. Yo soy intérprete y me aferro a la posibilidad que me da la voz para expresarme y experimentar en la música.

--Son siete músicos. No diré que es una barbaridad, pero sí es un lujo.

--Es un lujo y un trabajo muy elaborado. Tenemos piano, bajo y contrabajo, un set grande de percusión, guitarra,violín, saxo y voz.

--¿Y todo tiene un aire cubano?

--La base rítmica lo es, entre cubano y latino. No hacemos música bailable, pero utilizamos el son cubano en algunos temas. Canto en varios idiomas: inglés, portugués, francés y español, por lo tanto el repertorio es muy amplio. Desde los clásicos americanos, tanto musical como jazz, pasando por la canción cubana en toda su gama, a la canción más moderna.

--¿Por ejemplo?

--Edith Piaf, Brel, Serrat, Silvio. En definitiva interpreto el género canción, la poesía cantada. Y para ello busco los autores más emblemáticos. Y hacemos Me gustaría darte el mar, que creo que te suena... El trabajo en directo está dirigido por el maestro Frank Ernesto Fernández Neira.

--Tiene tres discos publicados.

--Sí, el último llamado Luces acaba de aparecer. Este último trabajo es un homenaje a la canción de primera mitad del siglo veinte, de todas las latitudes latinoamericanas.

--¿Qué quiere hacer con su carrera?

--Yo simplemente quiero cantar, transmitirle a la gente lo que tengo. Si en el camino se produce un gran éxito me parecerá maravilloso, pero no es mi obsesión ni mi meta. Mi meta es cantar y superarme cada día como intérprete.

--¿Y son buenos tiempos para subirse a los escenarios?

--No. Es difícil. Cuando entran en juego cosas tan importantes como la supervivencia de la gente, la música ocupa un segundo plano. Aunque sabemos que somos importantes porque ayudamos a que las personas tengan un momento feliz en medio de tanta preocupación.