El director francotunecino Abdellatif Kechiche estrena La vida de Adèle, apabullante historia de amor entre dos mujeres, protagonizada por las actrices francesas Léa Seydoux y Adèle Exarchopoulos, que obtuvo la Palma de Oro en Cannes y que ha provocado la controversia por la explicitud de sus escenas sexuales.

--¿En qué medida es la homosexualidad un tema de su película?

--No habla de la homosexualidad, sino de las dificultades que las relaciones sentimentales conllevan, del coraje que requieren y del dolor que provocan al romperse. Es una historia de amor, punto. En ningún momento durante el proceso de creación de la película pensé: 'Debo tener en cuenta que mis protagonistas son dos mujeres'.

--Las escenas de sexo del filme son mucho más explícitas de lo acostumbrado en el cine comercial. ¿Era consciente al rodarlas de estar traspasando límites?

--Nunca lo pretendí, no me corresponde considerando la generación a la que pertenezco y la educación que recibí. Todo cuanto quise fue mostrar la absoluta verdad de la vida y el amor. Para eso hago películas, y es lo que marca mis límites. Además, estamos tan habituados a ver gente desnuda a nuestro alrededor, tan expuestos a la estimulación sexual, que no sentí estar yendo demasiado lejos.

--Aun así, hay quienes consideran que la película bordea la pornografía, ¿qué les diría?

--¿Qué es pornográfico y qué no? Muchas pinturas y esculturas fueron consideradas como tales y hoy se las reconoce como obras maestras del arte. También una película como La caja de Pandora (1929) fue tachada de pornográfica porque en ella Louise Brooks enseñaba los pechos. Para mí la pornografía es vulgar, y lo vulgar no puede ser bello. La vida de Adèle es pura belleza.

--A pesar de ello, en muchos países la película no podrá ser estrenada sin pasar por la censura.

--Quiero que la película sea vista por el mayor número posible de espectadores, aunque inconscientemente la hice para un público occidental y por tanto asumo que en algunos países será considerada ofensiva. Lo que no admito es que sea censurada por quienes no aceptan el amor entre dos mujeres. Eso es intolerancia, y ante ella no hay debate posible.

--La vida de Adèle no solo habla de la pasión amorosa, sino también de la pasión por enseñar.

--Sí, es un tema que ya estaba presente en una de mis películas previas, La escurridiza (2003). Para prepararla conocí a muchos profesores y me sentí muy conmovido por su implicación personal en su trabajo, y por las repercusiones que su vida privada tenía en él. Todos nosotros nos acordamos de ese profesor que una vez nos recomendó un libro o una película, y quizá de ese modo sembró la semilla de nuestra vocación.

--La novela gráfica que inspira el filme, de Julie Maroh, se llama El azul es un color cálido (Dibbuks) ¿Por qué cambió el título?

--Adèle es una mujer libre, valiente, dedicada y fuerte. Se siente devastada por el dolor, pero no deja que eso afecte a su trabajo como maestra. Es como una heroína de (Pierre de) Marivaux, un autor al que adoro porque es capaz de describir como nadie la psicología y la pasión femeninas.