Crítica de música

Arrebatos emocionales de la Baja California

POR JAVIER LOSILLA

ARTISTAS Christina Rosenvinge, Carla Morrison, Juana Molina y Xoel López

PROGRAMA Panoramas latinos

LOCAL Teatro de las esquinas

FECHA Jueves, 21 de noviembre

ASISTENCIA 180 Espectadores

La mexicana (Tecate, Baja California) Carla Morrison y el exDeluxe Xoel López fueron los reyes del mambo el jueves en el Teatro de las Esquinas, en el primero de los tres conciertos organizados al calor del V Congreso Iberoamericano de Cultura y presentados bajo el epígrafe Panoramas latinos. Christina Rosenvinge, Juana Molina (Argentina) y el zaragozano Da (Daniel Garuz, a cuya actuación no llegamos) completaron el cartel.

Carla Morrison es un fenómeno como compositora y cantante, y un paradigma de vitalidad y comunicación sobre un escenario. Baja de estatura, su altura artística supera con creces la de muchas colegas empeñadas en repetir manidos clichés musicales. Carla, 26 años, es, simultáneamente, creadora local y global: sus canciones, puro sentimiento y no poco desgarro, sobre las que sin duda mucho tendría que escribir el añorado polígrafo Carlos Monsiváis, anclan sus raíces en la rica tradición mexicana, pero despiden un aire cosmopolita y contemporáneo; el mismo que emana, por ejemplo, de las propuestas de dos cantantes aparentemente tan dispares como Björk y Rokia Traoré. Morrison pertenece a esa generación de jóvenes intérpretes mexicanas que se han revelado como brillantes traficantes de emociones y transforman con sentido lo local en universal. Con piezas de Déjenme llorar, su primer álbum, armó gran parte de su repertorio.

Xoel López, que cerró las velada, pasada ya la media noche, salió al escenario con ganas de despertar a quien hubiese pillado algo de modorra, y vaya si lo consiguió. Con las canciones de Atlántico, su disco más reciente, el gallego facturó una actuación enérgica e intensa. López, que tras dar carpetazo a Deluxe vivió cuatro años en Argentina, fagocita en su oferta las claves de artistas como Caetano Veloso y Fito Páez, además de otras referencias notables resumidas pero muy explícitas en una composición como El asaltante de estaciones. Tanto con banda (el caso que nos ocupa) como en solitario, Xoel López atrapa en sus presentaciones en directo.

Poco atrapó, y fue una lástima, la bonaerense Juana Molina, que ninguna justicia hizo a sus muy atractivas canciones (escúchese Wed 21, su disco más reciente). Poco dada, al parecer, a las pruebas de sonido, estuvo muy poco centrada en el concierto, pendiente como estaba de que la tecnología que utiliza en directo no le gastase alguna jugada (le gastó más de una). Así las cosas, el contenido de su personal cosmos sonoro de folclore de la era digital fue lamentablemente engullido por el continente.

Y Christina Rosenvinge dio, como acostumbra en los últimos años, cal y arena. Cálida y sensual con esas canciones en las despliega una inocencia no exenta de picardía, mantiene el tipo en las piezas de influencia Velvet Underground, y naufraga cuando obliga a su voz y a su guitarra a transitar por terrenos aparentemente experimentales.

Sabemos de sus querencias sonoras y de sus competentes amigos musicales, pero eso no le faculta para dinamitar una manera de hacer y decir que se ajusta como un guante a sus facultades.

Tracking Pixel Contents