La adquisición de la colección de Pilar Citoler por parte del Gobierno de Aragón ha sentado como un jarro de agua fría en el mundo del arte contemporáneo aragonés, sobre todo por considerar que supone un agravio respecto a los actores reales de ese arte contemporáneo en un momento, el actual, en el que la crisis afecta de manera muy seria a galeristas y artistas. En duras palabras del propietario de la galería A del Arte, Mariano Santander, "es apostar por muerte".

Y es que salvo la galerista Pilar Ginés, quien asegura que "me parece bien que se compre y se exhiba en un museo", el resto de los consultados cuestionan no solo el control que la propietaria de la colección va a tener sobre la misma, a pesar de pasar a ser de dominio público, sino, sobre todo, la idoneidad de realizar la operación en estos momentos de dificultades económicas y recortes, que han llevado a los presupuestos de Cultura a uno de sus momentos más delicados. Aún así, la propia Pilar Ginés plantea algún punto crítico, como la idoneidad de que sea el Pablo Serrano el que albergue la colección o que la operación cierre otras puertas: "La compra me parece bien, pero debería seguirse comprando a otras galerías".

PUNTO DE CONFLICTO

Este es, sin duda, el caballo de batalla y punto de conflicto con los actores actuales. Mariano Santander, de A de Arte, dice que "hay que plantearse si lo que queremos es convertir un museo en un almacén para exponer fondos, eso es apostar por un espacio muerto. En otros centros, como en Valladolid o el MUSAC de León se realizan continuamente exposiciones temporales, pero aquí se compra una colección con nombres importantes de otros tiempos, pero no se incentiva a los que están creando ahora. Por eso digo que se está apostando por muerte, no por vida. No se apuesta por el sector contemporáneo que tiene vida, que tiene proyectos, pues dedicando ese dinero a esta colección se están cargando la posibilidad de que galeristas, críticos, gente que hace textos o artistas puedan vivir, es lamentable, es terrible", dice amargamente. Y ante el desembolso a Pilar Citoler se cuestiona como galerista: "¿Qué vamos a hacer el resto, morirnos?; esto no es mantener la cultura, es matar a la gente de hambre, expulsarla. Yo me estoy jugando la vida con mi galería y voy a tener que cerrar", lamenta mientras se los ojos se le enturbian de lágrimas.

Y continúa con un ejemplo para explicar su amargura, "la última convocatoria para exponer en el Serrano era para ocupar el pasillo lateral y el artista o el galerista que opte a ello debe pagarse todo, desde el transporte hasta el montaje, pagar el seguro... Con el destino de este dinero a la colección Citoler se han cargado el espíritu del Serrano, lo han convertido en un almacén y han hipotecado el futuro de mucha gente a la que le cuesta llegar a final de mes. Son auténticos asesinos de ilusiones", concluye.

Y en la misma línea se manifiesta el escultor Ricardo Calero, quien se muestra "sorprendido" por que la operación se haya hecho en este momento. "No dudo del valor de las obras, pero me parece inaudito que se haga en estos tiempos, tal y como está el sector cultural, lleno de carencias, desmantelándose".

Calero estima que las consecuencias de este desembolso en la colección Citoler, "no solo afecta a los artistas, sino a todo el sector del arte en Aragón. Prácticamente no hay dinero, la mayoría de los artistas, casi el 90%, están viviendo por debajo del índice de la pobreza, es decir, que no se llega a los 6.000 euros al año pues no hay exposiciones de artistas vivos y si se hacen se pide, como en el Pablo Serrano, que ellos asuman todos los costes de la exposición; solo se les deja el espacio para que luego se hagan la foto política. Y si realmente no hay dinero, si no se generan actividades artísticas, qué hacen ahí los políticos. Estamos en los errores de siempre, se construyen espacios pero no se les da contenido", apunta.

Otro artista aragonés de renombre, Enrique Larroy, tampoco se queda atrás a la hora de cuestionar la operación. "En principio la colección es abundante en nombres, pero hecha con un criterio personal. No entro en la calidad, pero en otros sitios se ha rechazado y aquí se ha adquirido de una forma poco transparente", señala.

MOMENTO INOPORTUNO

Larroy entiende que el momento de la adquisición no es el oportuno, "pues estamos viendo las condiciones artísticas que impone el Pablo Serrano para exponer, que se limitan a ceder el espacio y dicen que también la promoción, pero solo hay que ver los anuncios que salen en ciertos periódicos nacionales del Pablo Serrano, en el que aparecen exposiciones que ya se han cerrado hace tiempo. Lo más dramático es que no se plantean actividades de arte contemporáneo, que se deja de lado a los que están trabajando hoy por el arte contemporáneo en Aragón. En este momento en el que hay recortes a todos los niveles, esta compra es algo descabellado y si de verdad existía ese dinero, una oportunidad que nos han hurtado a los creadores", concluye.

No menos crítico se muestra Paco Simón, del Colectivo Aragonés de Artistas Visuales: "Es un despropósito. No sé si es un capricho de Rudi o de la consejera pero en esta situación en la que no dan ni un duro a la cultura, ¿de dónde van a sacar el dinero? Han hipotecado el futuro de la cultura".

Junto a ellos, el galerista Julio Álvarez (Spectrum Sotos), también alude al momento: "No es la mejor época para hacer esta compra, teniendo en cuenta, además, que la colección no va a caducar. Estaría contento si esto no supusiera que no van a gastar ni un euro más en el arte contemporáneo y cada vez somos menos galerías porque no todas pueden subsistir. Esto no ayuda en absoluto al sector aragonés", dice el galerista antes de concluir con una reflexión: "Es una sinrazón. No ha habido ni un euro para activar el IAACC Pablo Serrano y ahora se gastan esto en una colección privada".