--¿Qué le atrajo de la obra?

-- Que es espléndida, que siempre me ha gustado mucho; el personaje de James Tyrone tiene muchos colores y matices; el reparto y el planteamiento que me hizo el director, que me pareció estupendo para embarcarme en esta aventura. Es una obra compleja, difícil, emotiva, dura... pero que reporta muchas alegrías como intérprete para construir un personaje complejo.

--¿Por qué sigue vigente una obra ambientada en 1912 y escrita en torno a 1940?

--Yo te preguntaría por qué sigue vigente una obra como Las troyanas, de Eurípides, por qué sigue vigente Shakespeare, Lope, Calderón, Valle Inclán, Bertolt Bretch... porque el teatro toca temas que, aunque la sociedad evoluciona, sigue teniendo puntos de contactos no resueltos con esos conflictos. Tantea conflictos del ser humano occidental, consigo mismo y con el entorno más directo, que es el entorno familiar. Muchos que nos abordan tras la función nos ha dicho algo así como 'Qué mal buen rato hemos pasado' y eso es porque se sienten identificados con lo que pasa.

--Dice que es una tragedia moderna.

--O'Neill decía que lo que importa es si existe una mínima medida de amor que supere al odio. Es una tragedia moderna y en toda tragedia hay piedad, y liberación. Es moderna porque el hombre no se enfrenta a un destino predeterminado por los dioses sino por el azar y la acción del propio hombre. Aquí O'Neill está poniéndose en orden con su familia.

--¿Es un ajuste de cuentas?

--Sí, para poder entenderse mejor y rendir tributo a una gente que queriéndoles, no sabían como quererse.

¿Cómo es James Tyrone?

--Es un hombre hecho a sí mismo, que viene del mundo de la inmigración y de la miseria. Una vez que consigue un estatus arrastra esa tacañería que le puede venir del pasado. Y queriendo y pudiendo haber sido un actor de gran prestigio, le cae en las manos un éxito comercial y durante 40 años sigue haciendo el mismo papel, que le da mucho dinero pero una gran insatisfacción personal.

--He leído que intenta humanizar al personaje.

--Yo no trato de dotarle de humanidad, sino que intento aflorar lo que el personaje tiene de humanidad. No me llevo el personaje a mi terreno sino lo que creo que hay en el personaje, que creo que la tiene.

--Cómo es el trabajo con Vicky Peña?

--Pasa como con los buenísimos personajes. Vicky Peña es una actriz fuera de serie y trabajar con ella es una maravilla, porque concibe el teatro de forma muy solidaria y es un placer estar enganchado a su manera de actuar, pero con ella y con el resto del reparto.

--Es un hombre de teatro. ¿Qué le queda por hacer?

--Creo que casi todo o por lo menos intentarlo hacerlo mejor. En esto del teatro es como si uno estuviera empezando siempre.