Sentido del humor, ternura, optimismo, temas como el amor, el desamor, la muerte, la pareja, el sexo, el paso del tiempo... Pensamientos ilustrados con el buenrollismo como común denominador, con un desenfadado reflejo de la cotidianidad y una desacomplejada mirada a los miedos, inseguridades e inquietudes de sus autores y autoras. Son obras hijas de las redes sociales que consolidan una tendencia que el 2014 llevó de internet al papel a ilustradoras como la argentina Agustina Guerrero (Diario de una Volátil) y la navarra Laura Santolaya (y su álter ego P8ladas de Los lunes me odian), ambas con miles de seguidores en Twitter y Facebook, escaparates para sus viñetas, herederas confesas de Maitena. En esa línea, que también seguía la cantante Dolo Beltrán (Pequeños desastres y otras alegrías), llega ahora la venezolana Sara Fratini con La buena vida (Lumen) y, con un punto de vista menos femenino y más nostálgico, el tándem del guionista y profesor de cine Enric Pardo y la ilustradora Lyona (Marta Puig), con La vida es corta, y luego te mueres (Reservoir Books).

Miedos y deseos

Fratini (1985) empezó a colgar en Facebook sus dibujos en el 2012 (y en su blog, Twitter e Instagram). Allí la descubrió su editora. "Las redes son un mar, una puerta abierta donde hacer visible tu trabajo. Me sirvió para hallar mi estilo, expresarme y obligarme a ser constante en algo. Son retratos de mi día a día, en los que soy muy sincera conmigo misma. Reflejan mis miedos, mis deseos, lo que siento en cada momento", revela la ilustradora, especialista en murales.

Ese mismo 2012, Enric Pardo publicaba la novela Todas las chicas besan con los ojos cerrados y era un novato en Twitter. "Pero en seguida vi que los 140 caracteres de un tuit podían ser microcuentos y pensé en hacer uno cada día, obligándome así a una disciplina de escritura". Desde entonces, este guionista (ganador de un Ondas por Arròs covat) no ha dejado de hacerlo. Un día una lectora le pidió que le firmara una selección de esos tuits que había impreso para regalar a su pareja. De ahí surgió la idea de reunirlos en un libro. El resultado es La vida es corta, y luego te mueres, 120 microrelatos, 20 de ellos inéditos, a los que los dibujos de Lyona aportan una nueva dimensión.

Lyona ya había ilustrado el cuento infantil de Santi Balmes (Love of Lesbian) Yo mataré monstruos por ti, pero como Pardo, al que conoció cuando estudiaban en 1997 en la escuela de cine de Barcelona, se había dedicado más a lo audiovisual, dirigiendo videoclips musicales. Fueron también las redes las que la llevaron a la ilustración, pues empezó a colgar un dibujo diario. "Me obligaba a explicar en ellos algo personal, algo que me había pasado ese día...".

Licenciada en Bellas Artes en Madrid que vive en Italia, donde organiza La Guarimba Internacional Film Festival, a Fratini, en algunas viñetas de La buena vida, la acompañan un monstruo y sus fantasmas particulares. "Todos los tenemos. Siempre están ahí, visibles o invisibles. Los míos son mis inseguridades, la pereza, la timidez, la inconstancia.... pero me río un poco de ellos. Soy buena ignorándolos y aunque vuelven a aparecer intento llevarles la contraria", confiesa la autora, que pide sonreír pese a los malos momentos. "Todos vamos superestresados, yo llamo a la calma, a la tranquilidad. Aunque yo esté triste envío un mensaje positivo, para darle la vuelta".

Otro tema de Fratini y por el que llama a disfrutar del día a día es el paso del tiempo --"desde niña me angustia lo rápido que pasa el tiempo, me estresa no aprovechar cada momento"--, que también está presente en el libro de Pardo, ya desde el título --La vida es corta, y luego te mueres--, que destila humor negro. Para el autor y para Lyona, el 2013 fue un año de muertes cercanas. "Cuando las personas importantes que quieres se van te das cuenta de que la vida se acaba", lamenta la ilustradora.

'Regreso al futuro'

Para exorcizarlo y para "canalizar esa mala baba con la que te levantas más de un día", buscan divertir. Y aportan referentes que vencen el paso del tiempo como la obsesión por Regreso al futuro, con Michael J. Fox como icono de los 80, con la que rinden homenaje al tipo de cine que les gusta. Nostálgicos de los 80 en una ciudad, opina Pardo, "de apariencias, donde todos estamos tristes y solos pero lo disimulamos, como en las redes sociales".