Cuando Federico Torralba contempló la estampa Lluvia sobre el gran puente de Atake, de la serie Cien vistas famosas de Edo, de Ando Hiroshige, el catedrático emérito de Historia del Arte de la Universidad de Zaragoza se quedó tan impresionado que dijo que algún día esa obra sería suya. Esta predilección por Hiroshige y por la pieza fue el germen de la colección que años después legaría al Museo de Zaragoza.

Por eso ahora, el centro dedica una exposición al artista japonés --que vivió en el periodo Edo (1603-1868)--. Se trata además de un "autor de una calidad extraordinaria", según lo calificó Elena Barlés, comisaria de la muestra junto a David Almazán, que la presentó junto a Javier Callizo, director general de Patrimonio del Gobierno de Aragón. A la inauguración posterior se sumaron la consejera de Cultura, Dolores Serrat y el embajador de Japón en España, Kazuhiko Koshikawa.

Hiroshige fue uno de los autores más importantes del "género ukiyo-e", que se caracterizó porque los artistas utilizaban el grabado en madera o xilografía para sus estampas multicolores, y su obra ha servido de inspiración para autores tanto orientales como occidentales. De hecho, la misma estampa que impacto a Torralba la pintó Van Gogh.

Barlés calificó la exposición de "no muy grande (150 obras) pero exquisita". Y se articula en dos partes; una primera galería dedicada a Hiroshige y su obra, con una selección de las mejores estampas de sus series, donde se exponen los "paisajes urbanos y naturales". Destacan las dedicadas a la ruta Tokaido, el camino que unía Edo (Tokio) con Heian (Kioto), donde se disponían un total de 53 paradas donde los viajeros podían descansar. Hiroshige retrató con un "realismo extraordinario esas paradas: los edificios, templos, pequeñas ciudades y sus pobladores... con un realismo tal que su obra sirve para conocer cómo era la época, cómo vestían, sus costumbres, etc". Pero también la naturaleza, porque él "donde se deleita es en el lirismo de la naturaleza, paisajes y los fenómenos climáticos".

BELLEZA, RELIGION, SAMURÁIS

También hay una selección de obras dedicadas a Edo, la actual Tokio, ciudad natal de Hiroshige, "y captó muy bien sus puentes, los barrios del placer, etc".

La segunda parte de la exposición está dedicada al periodo en el que vivió, una época "de paz y prosperidad" en Japón, un país entonces "aislado del mundo pero que vivió un gran desarrollo del comercio y la artesanía", una época marcada por el carácter hedonista de sus habitantes, por la casta dominante, los samurais y la religión (sintoísmo y budismo). Ahí hay piezas relacionadas con la vida cultural urbana y la belleza de la mujer, como kimonos, cinturones, recogedores de pelo, armarios, peinetas, juegos de copas, cajas, pipas...; con la religión, como el retrato del emperador, de Buda o de Daruma, creador del budismo zen; y con los samurais, como cascos, espadas, y todo relacionado con su arte de la lucha.

La exposición permite realizar un "hermoso viaje con Hiroshige a través del periodo Edo", señaló Barlés; mientras que Almazán, reconoció que las obras "son de gran calidad" y permiten abrir "una ventana para conocer la cultura japonesa y sus valores tanto de esa época como de la actualidad", pero también "para conocernos a nosotros mismos, ya que "el arte no se puede entender sin la influencia japonesa".