El escritor y ganador del Premio Planeta, Juan Manuel de Prada, relata en El castillo de diamante la tempestuosa relación entre santa Teresa de Jesús y la princesa de Éboli.

-¿Qué le atrajo de este capítulo de la historia de España para querer novelarlo?

--Una oportunidad de explorar dos personajes femeninos fuera de lo común, fuertes, muy atractivos y en conflicto. A fin de cuentas la alquimia del arte siempre es el conflicto.

-¿Por qué este título?

--Es una metáfora que emplea santa Teresa para referirse al alma. Me parecía que ilustraba el duelo de estas dos mujeres inexpugnables que no se rendían, que chocan ante sí como dos diamantes sin romperse y que no admiten que la otra se imponga.

-¿Cómo introduce ficción en un hecho histórico?

--Hay muchas lagunas, cosas que no sabemos en la relación entre ambas. Siempre buscando la verosimilitud, tratas de reconstruir cómo pudieron conocerse. Uno fantasea a partir de los pocos datos históricos que tenemos.

-¿Qué es lo más complicado de escribir novela histórica?

--En este caso que los personajes no parezcan estatuas por la imagen histórica que de ellas tenemos, sino que sean personajes vivos con psicología propia.

-¿Qué ha aprendido de estas dos mujeres?

--Que no son de una pieza. A santa Teresa la imaginamos como un ser angelical pero fue una mujer que tuvo que manejarse en los círculos del poder. De la princesa de Éboli tenemos una imagen negativa pero la mayor parte de su vida fue una mujer llena de amor por su marido, preocupada de mantener la supremacía de su familia, con inquietudes religiosas y extraordinaria cultura.

-¿Hay hoy un interés por la historia con la proliferación de novelas y series históricas?

--Sin duda. Hay un sentimiento de orfandad de muchos españoles que no conocen bien su pasado. Todos necesitamos saber de dónde procedemos. Pero si no se enseña en la escuela, la gente sacia su curiosidad a través de estos productos, el problema es que falsean un poco la historia.

-¿Qué aprende de sus lectores en eventos como los clubes de lectura?

--A un escritor lo que más le gratifica es ver la huella que una obra que él ha escrito ha dejado en los lectores, cómo la interpretan y la han hecho propia.

-En un mundo cultural tan amplio, con tantas ofertas, ¿cómo reivindicaría el valor de la novela?

--La literatura en general es un intento de alumbrar o explicar el misterio humano y eso no es algo que pueda proporcionar internet, donde buscamos información o entretenimiento. En la lectura buscamos conocimiento del alma y la verdad humana más escondida y eso requiere silencio, sosiego, meditación.

-¿Cómo encuentra el panorama literario actualmente?

--En un momento muy difícil sobre todo porque se está produciendo un cambio de hábitos con la nueva era digital: una progresiva aceleración de nuestra vida que hace que el libro esté en un momento muy difícil. Esto redunda en un empobrecimiento de nuestra vida cultural. Nuestras formas de vida conspiran con la posibilidad de disfrutar el arte en general.