FESTIVAL DE CINE
Una comedia gruesa con Gerard Depardieu
La Berlinale pone el cierre con la mediocre 'Saint-Amour', fuera de concurso
NANDO SALVÀ
Que la Berlinale diera el protagonismo de su última jornada a una comedieta tan sofisticada como la panceta no se habría entendido de no ser porque hacerlo le permitió poner a Gérard Depardieu frente a un micrófono. "Con un presidente como Hollande, uno no tiene más remedio que sentirse más ruso que francés", bromeó el actor respecto a la nacionalidad que adquirió en el 2013 por motivos fiscales, y en general mostró tan buen humor como el que la comedia en cuestión trata de contagiar.
Presentada en la Sección Oficial, pero no a concurso, Saint-Amour vendría a ser como una versión de Entre copas ambientada en los viñedos franceses, por la que dos granjeros y un taxista trasiegan tinto e intentan tener sexo. Los directores Benoit Delépine y Gustave Kevern siempre recurren a la opción cómica más fácil, y hay algo de condescendiente en su celebración de la Francia paleta (esa de la que, la película no lo dice, se nutre el Frente Nacional), pero aun así incluye un hilarante cameo de Michel Houellebecq que se basta para justificarla. "Es mejor que las películas a competición. Deberíamos ganar", afirmó Depardieu.
CINE CON ÍNFULAS / Después de todo, en esta última jornada la competición se mostró tan instalada en la mediocridad como ha permanecido durante todo el certamen. La segunda película del polaco Tomasz Wasilewski, United States of Love, está diseñada para encajar como un guante en la fórmula de cierto cine con ínfulas. Recurre a la narrativa fracturada en varias historias conectadas que triunfó hace algo más de una década, incluye grandes dosis de miseria y las legitima abanderando un trasfondo político.
En concreto, Wasilewski retrata a cuatro mujeres profundamente infelices que reflejan la sociedad polaca de los 90, cada vez más occidentalizada pero lastrada por los restos de un régimen represivo. Y para hacerlo pone tanto énfasis en la fealdad humana que acaba siendo misógina y andrófoba por igual. Además, arroja a sus protagonistas al lodo sin que lleguemos a conocerlos, por lo que su sufrimiento conmueve tanto como contemplar peces en un acuario.
United States of Love debería tener escasas opciones al Oso de Oro, aunque no tan escasas como la iraní A Dragon Arrives!, aturullada mezcla de documental con ficción y de thriller político. Pero nadie se atreve a hacer predicciones. La lógica dicta que el galardón a la mejor película debería ir a parar a L'avenir, de Mia Hansen-Love, y que la maratoniana A Lullaby to the Sorrowful Mistery, de Lav Diaz, tiene en el bolsillo el Premio del Jurado. Sin embargo, Meryl Streep y el resto de jueces quizá recurran a criterios humanitarios para llegar a un acuerdo, y ello podría aupar a Fuoco ammare, de Gianfranco Rossi, a la cima del palmarés. Faltan unas horas para saberlo.
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