--¿Qué es el síndrome de Jerusalén?

--El título hace referencia a una enfermedad psíquica, a una serie de trastornos que se dan en Jerusalén entre miembros de diferentes credos. Se sienten trastornados por la capacidad telúrica, por el imán religioso de las piedras sagradas de Jerusalén y se transforman en personajes bíblicos. Esto tiene algo que ver con el síndrome de Stendhal donde hay una transmutación de la personalidad en un héroe, pero realmente lo que me ha servido esto a mí es para montar una novela que es de intriga con el tema del misticismo de fondo. Quería utilizar la mística y también la mística española como el sustrato de una novela de acción.

--¿Cómo ha sido el proceso de documentación?

--Durante muchos años he estudiado a todos los místicos españoles, sobre todo a Teresa de la Cruz, Fray Luis de León o San Juan de la Cruz así como los fenómenos que se han producido recientemente en España y otros países de visiones místicas o presuntos milagros. El caso de España las visiones de Garabandal en 1961 y he viajado a Bosnia (Medjugorje) donde entrevisté a dos de los videntes. Con todo esto yo quería escribir una novela que tuviera fondo pero que fuese un thriller, una novela de acción y por eso ha sido de elaboración muy larga. Finalmente he encontrado el camino y este ha sido una fórmula de intriga con humor porque este diluye esa barrera con el pensamiento y con lo solemne y acerca esos elementos a la gente con una acción muy novelesca.

--Regresa Martina de Santo en esta novela pero lo hace acompañada...

--Sí, realmente la figura de Florián Falomir es el descubrimiento de esta novela. Es el que me dio la clave para empezar a escribir, es un personaje muy singular, que ha sido espía anteriormente. Es un hombre de cierta experiencia pero lo encontramos que acaba de abrir una agencia de detectives. Es un hombre muy divertido, coloquial, con mucho sentido del humor pero también competente a su manera. Él es el que nos abre las puertas del caso, empieza a investigar la desaparición de la virgen, un tema aparentemente menor que posteriormente se le irá complicando. Falomir conduce de una manera convincente la novela hasta su parte intermedia que es cuando realmente empieza el caso y aparece Martina de Santo para orientarle una solución que los llevará a Jerusalén. La novela termina ahí, en sus calles, en la Vía Dolorosa, en el Santo Sepulcro... Allí están las claves que se van barajando en la novela.

--Acaba en Jerusalén pero arranca en Zaragoza, ¿es un guiño a sus lectores aragoneses?

--Hay muchos guiños en los escenarios. El pueblo de los milagros lo he situado en Teruel, en el Maestrazgo, es de ficción, Gavín, porque lo que allí ocurre es lo que también ha ocurrido en esos otros santuarios como Fátima, Lourdes o en Guadalupe porque casi todas las apariciones marianas tienen unos cánones que se repiten una y otra vez y yo los he registrado. Aparece Teruel y también Castellón con sitios como el desierto de Las Palmas y luego ya la acción transcurre en Tierra Santa. Es un eje que va de las tierras más secas y agrestes a otras muy parecidas pero lejanas. Me he sentido muy cómodo en ese viaje espacial y con la unidad de espacio.

--¿Es una novela para todo el mundo a pesar de los toques aragoneses?

--Es una novela muy universal de tema de fondo, la mística, milagros, acontecimientos, la fe, las sectas, los hechos sobrenaturales, la lucha entre la razón y la fe pero yo quería que fuese una novela real que pasase en sitios reales con personas de carne y hueso que todos conocemos. Y por eso he utilizado escenarios muy nuestros que el lector reconocerá y al mismo tiempo le va a agradar esa especie de distorsión con la que he tratado los paisajes de Teruel, Castellón o la propia Zaragoza. Todo es diferente en la novela.

--¿Es su novela más distinta?

--Hay algo nuevo de mí en esta novela, el enfoque de los temas, el tono, una serie de evoluciones mías... Aunque me mantengo fiel a mis bases, que son el realismo y el vuelo de la ficción sobre hechos reales.

--¿Es muy atrevido si le pregunto si esta novela podría convertirse en película?

--La buena noticia es que Martina que ya lleva siete novelas está despertando mucho interés en el mundo audiovisual y hay dos productoras interesadas en llevar la serie de Martina de Santo a la televisión. Aún es muy pronto, pero creo que antes o después, Martina derivará en la televisión o en el cine porque están viendo que son casos muy visuales, interesantes, gustan, tienen muchos lectores...

--¿Tiene planes futuros para Martina de Santo?

--Es posible que vuelva a colaborar con Florián Falomir. Creo que hacen una pareja muy compenetrada, son totalmente distintos y por eso se llevan muy bien. Falomir aporta el humor y esa especie de visión de hombre de mundo frente al hieratismo, la competencia y la seriedad profesional de Martina. Es una pareja condenada a protagonizar una nueva novela.