MAÑANA, CON EL PERIÓDICO

Una joya del patrimonio

Una joya del patrimonio

Una joya del patrimonio

Portada de la obra.

La coincidencia del Día de Aragón (día grande de nuestra comunidad autónoma) con el Día del Libro en este 23 de abril es una coincidencia feliz. Feliz, sí, porque sintetiza lo global y universal con lo local y cercano, y porque pone sobre la mesa el ideal de un pueblo que debería saberse (más de lo que se sabe) libre, plural, con historia, con futuro, abierto al mundo y- por todo ello, culto.

Desde hace años, EL PERIÓDICO DE ARAGÓN ha sabido interpretar a la perfección esta sintonía, ofreciendo a sus lectores, en el día de San Jorge, publicaciones que ponen en valor nuestro patrimonio cultural y que contribuyen a un mejor conocimiento de nosotros mismos, de nuestro pasado y de nuestras posibilidades.

Una joya del patrimonio

Una joya del patrimonio

Este año, la propuesta gira en torno a una peculiar historia: la de un manuscrito de los primeros años del siglo XIX titulado Diccionario Aragonés, de autor anónimo, recuperado en Barcelona (con el decisivo concurso de Cruz Barrio, bibliotecaria del Centro Aragonés de la ciudad condal), y editado por Rolde de Estudios Aragoneses, con la colaboración de Consello d'a Fabla Aragonesa, en la segunda mitad de la década de 1990.

La publicación de este Diccionario, con transcripción y edición crítica a cargo de los filólogos Chesús Bernal y Francho Nagore, y reproducción facsímil del manuscrito, que EL PERIÓDICO reedita y difunde casi veinte años después, no solo pone a disposición de los aragoneses una interesante pieza de su patrimonio. Además, actualiza la conciencia sobre el aragonés: una lengua romance, procedente del latín, como lo son el castellano, el catalán, el gallego, el asturiano, el francés, el occitano, el italiano o el rumano entre otras.

Una lengua que fue de uso cotidiano en el reino de Aragón. Una lengua en la que se vertieron fueros, reglamentos y disposiciones, que fue lo que hoy denominaríamos "oficial". Una lengua culta a la que se tradujeron obras clásicas y bestsellers medievales (¿qué otra cosa fue, si no, en pleno siglo XIV, el Libro de las Maravillas de Marco Polo, traducido a esta lengua por el aragonés de Munébrega Johan Ferrández d'Heredia?).

Una lengua en serio riesgo de desaparición y que debe ser protegida y valorada como un elemento de nuestro patrimonio, y como "algo más".

Porque, además de todo lo dicho, el aragonés es una lengua que, como todas, constituye una forma de entender el mundo, y nos enriquece a todos. Como vehículo de expresión, como puente y no como barrera, es como lo conciben las asociaciones (Rolde de Estudios Aragoneses y Consello d'a Fabla Aragonesa) que en su momento se embarcaron en este proyecto editorial, y que se congratulan de la iniciativa de EL PERIÓDICO DE ARAGÓN.

Iniciativa que, por último, muestra un compromiso de defensa de un patrimonio seriamente amenazado, del que todos los aragoneses somos responsables, como piedra angular de una identidad que debemos construir día a día sin complejos, sin exclusivismos y con confianza en nuestras posibilidades. Más libres y más cultos.

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