Sin Caravaggio, la historia de la pintura hubiera sido muy diferente. Fue uno de los artistas más influyentes de su tiempo, su pintura fue revolucionaria, y rompió con todo lo establecido convirtiéndose en uno de los grandes pilares de la historia de la pintura. Su estela llegó a los pintores del norte, a holandeses, flamencos y franceses que, junto con el maestro, protagonizan la muestra que el Museo Thyssen-Bornemisza dedica a Caravaggio y los pintores del norte.

La intensa emoción de sus obras y su luz dramática, así como el uso del claroscuro, el realismo convincente, la comprensión psicológica y el esmero por representar de una manera literaria los grandes temas de la Humanidad, hicieron que su influencia se expandiera y su difusión fuera extraordinaria.

El inicio de la exposición no puede ser más impactante. En el espacio dedicado a Caravaggio en Roma se pueden contemplar obras maestras como Muchacho pelando fruta, Muchacho mordido por un lagarto, La buenaventura, Los músicos, David vencedor de Goliat y Santa Catalina de Alejandría.

Junto a ellas, El sacrificio de Isaac, San Juan Bautista en el desierto, La Coronación de espinas y San Francisco en meditación.

SUS SEGUIDORES

El comisario Gert Jan van der Sman ha seleccionado 53 obras procedentes de colecciones privadas y museos como el Metropolitan de Nueva York, la Galleris de los Uffizi de Florencia, el Hermitage de San Petersburgo, el Rijksmuseum de Amsterdam o la iglesia de San Pietro in Montorio en Roma.

En opinión del comisario, el impacto de la obra de Caravaggio en la pintura de principios del Seicento italiano (siglo XVII) abarcó todas las fases de su polifacética producción en Roma. "El pintor se reinventó año tras año durante su carrera. Ningún otro pintor del Seicento evolucionó a un ritmo tan rápido y en direcciones tan diferentes".

En los Países Bajos y las regiones germánicas, el arte de Caravaggio era atractivo, además de por la posibilidad de trabajar del natural, por el destacado uso de la luz, las sombras y el color. La muestra dedica así un segundo espacio a la admiración que sintieron Elsheimer y Rubens.

El coleccionismo está presente en el apartado dedicado a los hermanos Benedetto y Vicenzo Giustiniani, poseedores de 15 obras de Caravaggio. Estos amantes del arte ayudaron a muchos pintores extranjeros a conseguir encargos y acogieron en sus casa a Gerard van Honthorst, David de Haen y Nicolas Régnier.

A Hendrick ter Brugghen y la Escuela de Utrech está dedicado otro espacio. Hendrick fue el primero de los pintores holandeses que, tras su estancia en Roma, introdujo en su país las fórmulas estilísticas de Caravaggio.

Los pintores franceses en Roma reúne obras de artistas franceses que trabajaron en Roma entre 1610 y 1630. Entre ellos, Simon Vouet o Claude Vignon. El recorrido finaliza con Caravaggio y sus seguidores en Nápoles y el sur de Italia , entre los que destacan Louis Finson y Matthias Stom. Aquí se exhibe El sacamuelas, cuya atribución al maestro se discute.

Y como cierre El martirio de santa Úrsula (1610), pintado semanas antes de morir y en el que Caravaggio se autorretrata sujetando una lanza en el momento en el que el rey de los hunos hiere con su flecha a la santa.