Al autor de la novela no le convence, quizá por desviarse a menudo del camino trazado por su texto, pero para el resto de la humanidad es sinónimo de escalofríos. Al menos hoy, claro. Cuando se estrenó, King no fue el único hater: público y crítica fruncieron el ceño. «Cuanto más loco se vuelve Jack Nicholson, más idiota parece», aseguró Variety. Pasados los años, el Jack Torrance de Nicholson se ha convertido en arquetipo de la locura y la posesión, y el filme en general, en objeto de infinitas teorías y tesis.