Pese a ser tradicionalmente considerado el segundo festival de cine del mundo en importancia, la Mostra de Venecia no solo lleva varios años dejando a Cannes en evidencia, sino que, además, se ha afianzado como el lugar preferido por Hollywood para presentar al mundo las películas que más tarde triunfarán en los Oscar. Como consecuencia de ello, este año habrá en Venecia tantas estrellas que harían falta dos alfombras rojas para hacerlas caber a todas. ¿Y qué más habrá?

CANDIDATAS VOCACIONALES

Entre las competidoras hay películas de las que probablemente nos hartaremos de oír hablar en los próximos meses, cuando acaparen nominaciones. Guillermo del Toro estrenará La forma del agua, cuento de hadas sobre un experimento secreto durante la guerra fría que, dicen, es lo mejor que ha hecho desde El laberinto del fauno; pero eso será después de que Alexander Payne abra esta noche el certamen con Una vida a lo grande, sátira que afronta asuntos como la superpoblación a través del retrato de una familia que encoge de tamaño.

Es una de las dos candidatas a galardón que protagoniza Matt Damon; la otra es lo nuevo tras la cámara de George Clooney, Suburbicón, que ha sido descrita como un retrato «de gente defectuosa que comete errores». Casi tan asiduo a la Mostra como Clooney es Darren Aronofsky, que en este festival las ha visto de todos los colores: con La fuente de la vida fue abucheado y con El luchador ganó el León de Oro. Este año presenta ¡Madre!, relato de terror protagonizado por Jennifer Lawrence y Javier Bardem. Ganas.

VISITAS AL LADO OSCURO

También Bardem, por cierto, estará aquí por partida doble. En la esperada Loving Pablo, fuera de concurso, da vida al mismísimo Pablo Escobar a las órdenes de Fernando León de Aranoa y al lado de Penélope Cruz.

Ni mucho menos es la única incursión que el certamen efectúa este año en el crimen. En la competición encontramos The third murder, lo nuevo de Hirokazu Koreeda, sobre un abogado que lucha por demostrar que su defendido no cometió el asesinato del que se ha declarado culpable; Tres carteles a las afueras de Ebbing, Missouri, en la que Frances McDormand da vida a una madre desesperada por encontrar al hombre que mató a su hija, y lo nuevo de Paul Schrader, First reformed, intriga en la que un capellán (Ethan Hawke) descubre asuntos sucios en el seno de su iglesia. Por último, de clausurar el festival se encargará Outrage Coda, tercera entrega de la trilogía de Takeshi Kitano sobre la yakuza que, dicen, podría ser la última película de la carrera del cineasta japonés.

INVITACIONES A LA LÁGRIMA

A modo de contrapunto, entre los títulos más llamativos de la selección se detecta una insólita abundancia de sentimentalismo. En The leisure seeker, Helen Mirren y Donald Sutherland encarnan a una pareja que se lanza a la carretera huyendo de los médicos y de sus hijos; Victoria and Abdul, lo nuevo de Stephen Frears, imagina la improbable amistad entre la reina Victoria -encarnada, cómo no, por Judy Dench- y un joven asistente indio, y Lean on Pete, de Andrew Haigh, que relata la relación entre un adolescente problemático y un caballo de carreras. Y fuera de la competición destaca Our souls at night, historia de un romance otoñal producida por Netflix que reúne en pantalla a Robert Redford y Jane Fonda. Ambos recibirán del certamen un premio honorífico.

PEDAZOS DE REALIDAD

Los documentales no suelen aspirar a premio en los grandes festivales, pero este año la competición veneciana incluye dos: Human flow, reflexión del artista y activista chino Ai Weiwei sobre la crisis de los refugiados, y Ex libris, en el que Frederick Wiseman penetra hasta el fondo de la biblioteca pública de Nueva York. Pero es en las secciones paralelas donde las no ficciones prometedoras campan a sus anchas: Wormwood nos desvela los experimentos llevados a cabo por la CIA para controlar la mente humana y en The devil and father Amorth el director William Friedkin compara los momentos estelares de su obra maestra, El exorcista (1973), con un exorcismo real. Y si en Piazza Vittorio Abel Ferrara explora el barrio romano donde vive, en Ryuichi Sakamoto: Coda el músico japonés hace lo propio con algo más íntimo: su vida tras el cáncer.

PASEOS POR LA LÍNEA DURA

También los cinéfilos incorruptibles y los amantes de lo experimental tendrán con qué entretenerse. Precisamente con la palabra rareza estampada en la frente llega The private life of a modern woman, del francotirador James Toback, un retrato impresionista de la mejor actriz del mundo con Sienna Miller y Alec Baldwin. Zama el esperado regreso de la argentina Lucrecia Martel, se sitúa en el siglo XVIII para retratar a un oficial de la corona española a la caza de un bandido. Otro del que llevábamos tiempo esperando noticias es Abdellatif Kechiche, que trae Mektoub, my love: canto uno, un relato de iniciación de tres horazas.

Pero el gran aliciente para aquellos aficionados al cine que se precien de ser genuinamente alternativos debería ser la competición dedicada a la realidad virtual que el festival veneciano introduce este año: 22 películas de las que no se ven, sino que más bien se viven, y entre las que hay obras de Laurie Anderson y Tsai Ming-liang. Algunos lo llaman el futuro.