A lo largo de los años, Marvel se han destacado por no ser unos estudios particularmente comprensivos con los cineastas que contratan. Edgar Wright abandonó la dirección de Ant-Man tras ocho años de dedicación al proyecto a causa de graves diferencias creativas; Patty Jenkins se apeó de Thor: el mundo oscuro (2013) por motivos similares. Y Joss Whedon se desvinculó de la saga Vengadores a causa de las interferencias de los productores en el rodaje de La era de Ultron (2015).

Y esto constituye un error por parte de la compañía, porque lo cierto es que algunas de sus películas más estimulantes lo son precisamente gracias a las singulares sensibilidades artísticas de sus directores. Las dos entregas de Guardianes de la Galaxia tienen el sello inconfundible de James Gunn, y el amor de Scott Derrickson al cine de terror nutre la atmósfera fantasmagórica de Doctor Strange (2016).

Pero ninguna película previa del catálogo de los estudios debe tanto a su director como Thor: Ragnarok, que hoy llega a los cines. «Obviamente he querido ser fiel al universo Marvel, pero sin olvidar que en realidad se me contrató gracias a mi cine previo», afirma al respecto Taika Waititi. «Jamás se me habría ocurrido concebir mi película como un episodio más de algo ajeno. Es una obra independiente».

En la filmografía del director y cómico neozelandés destacan títulos como el mockumenta de vampiros Lo que hacemos en las sombras (2014) y la comedia de aventuras Hunt for the Wilderpeople (2016). Ambas son películas que ha visto muy poca gente o, al menos, mucha menos de la que debería. «Yo diría que mis películas tratan sobre todo de equilibrar comedia y drama, y se ocupan de retratar la torpeza humana», explica Waititi, y en efecto su cine derrocha amor por la gente absurda, excéntrica y muy rara.

No extraña, pues, que ahora su debut en Hollywood no se limite a añadir nuevos personajes o dosis extra de gags al patrón del cine de superhéroes. Thor: Ragnarok funciona casi como una revisión de lo que una película de Marvel puede ser. «Siempre imaginé a Thor como un tipo marrullero en la línea del héroe de Golpe en la pequeña China (1986), que solo pensaba en recuperar su camión».

COMEDIA PURA Y DURA / En Ragnarok, Thor (Chris Hems-worth) descubre que su malvado hermanastro Loki (Tom Hiddleston) sigue vivo, y que su padre Odin (Anthony Hopkins) se está muriendo. Odin anuncia a los dos rivales que la primogénita, Hela (Cate Blanchett), está de vuelta para tiranizar el planeta Asgard y, en sus intentos por derrotarla, Thor queda atrapado en el mundo sin ley de Sakaar. Para recuperar su libertad deberá luchar en la arena de los gladiadores contra el guerrero más temible del planeta, que resulta no ser otro que su buen amigo Hulk (Mark Ruffalo).

A partir de esa premisa pasan muchas cosas y, de tomárselas mínimamente en serio, esta película sería un fiasco. En cambio, Thor: Ragnarok está cerca de computar como comedia pura y dura. Ningún título previo de Marvel ha provocado tantas risas burlándose de las convenciones del cine de superhéroes, y haciendo gala del tipo de jovial irreverencia que siempre ha caracterizado el trabajo de Waititi aunque, eso sí, sin dejar de ser la clase de espectacular blockbuster que su público natural espera. «Desde el principio me di cuenta de una cosa: si en una película como esta tratas de controlarlo todo y ser el clásico autor ególatra, lo vas a pasar muy mal», reconoce el neozelandés. «Hay muchas decisiones que tomar, pero solo unas pocas son realmente importantes».

APARATOSAS BATALLAS

En Ragnarok, en efecto, hay aparatosas batallas y monstruos gigantes y ejércitos de zombis y amenazas apocalípticas, y Waititi dota a todo eso de una verdadera distinción visual que, es cierto, no alcanza el grado de excentricidad del resto del relato, pero que en todo caso, decimos, no menoscaba la personalidad iconoclasta de la película. Su actitud a la hora de hacer películas, confiesa, es la misma que en un bufet libre: «No me gusta comer solo una cosa. Prefiero llenar el plato de carne y pescado y pasta y arroz, y mezclarlo todo».

Son cada vez más quienes aseguran que la del cine de Marvel es una fórmula que se está agotando. A juzgar por Thor: Ragnarok, una buena forma de evitarlo sería seguir encargando películas a Taika Waititi. «Estoy seguro de que no tardaré en volver a hacer películas que nadie ve», aclara él. «Y espero que haber trabajado en Hollywood no me haya echado a perder. ¿Seré capaz de participar en rodajes en los que no haya comida caliente a partir de ahora?»