Las luces de la sala del Teatro del Bosque de Móstoles no paran, ahora las largas, ahora el escenario toma color rojizo, otras veces es azul… Mientras, el director José Troncoso utiliza a la ayudante de dirección, Belén Ponce de León, para probar ese juego de luces. «¿Esta es la silla que tira?». «En un minuto salen», grita la ayudante de producción y el equipo se pone en posición.

Jorge Usón y Carmen Barrantes, transformada desde hace más de una hora por la maquilladora Ana Bruned, hacen su aparición en escena y, en el fondo de una escenografía dominada una hilera de cadenas que cuelga del techo, el pianista Mariano Marín toma asiento al piano entre su halo de luz. «Luz de pasada y empezamos», señala Troncoso pero la escena no acaba de arrancar. «¿Algún problema, Carmen?». «Troncoso, confírmame, por favor, que es esta la luz buena, ayer era otra, ¿no?», cuestiona la actriz a lo que el director responde rápidamente: «Sí, tienes razón, Carmen, es esta la luz. ¡Empezamos!».

El Teatro del Bosque de Móstoles ha acogido de lunes a viernes la semana técnica de Con lo bien que estábamos - Ferretería Esteban, la producción de Nueve de Teatro que se estrenará en el Teatro Principal durante las Fiestas del Pilar. El equipo al completo ha vivido cinco intensos días en los que se han ido ajustando las luces, los espacios y la propia escenografía. «Cuidado que están recién pintadas las sillas», se oye entre bastidores mientras Mariano Marín, a la puerta de los camerinos, alaba el proceso de creación que ha tenido el espectáculo: «Empezamos en abril y el proceso ha sido muy parecido al de musicar una película de cine mudo», explica el pianista, compositor de todas las piezas musicales de la función. «Ellos me iban contando lo que querían hacer aun cuando no había texto y yo fui viendo por dónde iban las cosas para ir creando las partituras», señala Marín ante la atenta mirada de Usón mientras que en el camerino, Ana Bruned se esmera en poner a punto a Carmen Barrantes. «En Zaragoza tendremos otro pianista pero estos días que estamos aún algo inseguros necesitamos contar con Mariano», dice con confianza Usón.

En la sala, con un escenario algo más grande que el del Teatro Principal de Zaragoza, por lo que no se utiliza en su totalidad durante esta semana técnica, el trajín no se detiene, sobre las tablas siempre hay gente y David Picazo no se separa de la mesa de luces ajustando una de las claves de que todo vaya sobre ruedas durante la puesta en escena del espectáculo.

Comienza el ensayo y el silencio solo lo rompen algunas carcajadas del propio equipo técnico que asiste a la representación de la totalidad de la obra, alrededor de 75 minutos en los que ni Jorge Usón ni Carmen Barrantes abandonan el escenario más que en pequeños momentos que les permite, sobre todo a la actriz, cambiarse de ropa. «Está perfecto, lo estáis clavando», dice Troncoso ante una mínima duda y un pequeño parón de la escena. Ese instante y otro en el tramo final en el que el director recoloca a los actores sobre el escenario para que ocupen el lugar de la luz son los únicos en los que se interrumpe la representación.

No hay público como tal pero al acabar se produce un ruidoso aplauso para los protagonistas. «Estamos 10 minutos fuera de plazo, recogemos todo rápido y vamos a comer que tenemos que salir del teatro», dice el director por el micrófono. Los actores corren a desmaquillarse y quitarse la ropa del espectáculo mientras que el equipo técnico va saliendo camino del restaurante:»“¿Os pedimos algo, Jorge y Carmen?». «No, ahora vamos nosotros». Es jueves y a la semana técnica solo le queda un día. Falta un mes para el estreno de Con lo bien que estábamos y 30 días de pulir la función. «¡A trabajar!», se despide Jorge Usón.