novedad editorial

El mundo en una familia

Marcos Giralt Torrente presentó en Zaragoza su libro de relatos ‘Mudar la piel’

El mundo en una familia

El mundo en una familia

DANIEL MONSERRAT

A estas alturas de su trayectoria, Marcos Giralt Torrent tiene claro que poco puede hacer contra la etiqueta que se le ha colgado de que siempre acude a la familia porque, en realidad, no reniega de ella: «No, claro que no, pero creo que si nos ponemos a mirar la gran mayoría de las historias que vemos en cine o leemos están impregnadas en familia, más allá de los grandes acontecimientos históricos o de la vida laboral de las personas, donde suceden los verdaderos dramas, crisis y problemas y traiciones es en la familia», expone Marcos Giralt Torrente que esta semana presentó en Los portadores de sueños de Zaragoza su libro de relatos Mudar de piel (Anagrama).

«Lo que realmente pasa es que tendemos a dar una imagen edulcorada de las familias como si no pasase nada porque hablar de la familia como un ambiente problemático en el que puede suceder de todo es casi denunciar que en la de uno mismo pasa y no queremos dar esa imagen. Pero la familia es un campo de exploración sobre el mundo privilegiado, no hay nada que suceda en el mundo que no lo haga en el seno de una familia, la familia contiene el mundo», asegura el escritor que confiesa que se planteó este libro como un juego consigo mismo y con la interpretación que hacen algunos sobre sus obras: «Me propuse hacer un libro sobre la familia pero en el que hubiera pluralidad de visiones y de relaciones familiares y circunstancias, más allá de que los narradores se puedan parecer porque siempre utilizo un narrador urbanita de profesión liberal y relativamente culto, quería que hubiese visiones muy dispares, relatos de hermanos, entre un hermano y una hermana, hijos únicos, con un padre muerto, con una madre muerta… Todo en un intento de hacer un fresco más variado pero también con una broma para conmigo mismo y con esas personas que interpretan siempre mis textos en clave autobiográfica. Lo siento, no puedo estar en todos esos perfiles…».

Nueve son los relatos que conforman este Mudar la piel (título también de uno de ellos lo que ha acabado dándole «una atención que yo como lector no se la daría la verdad…», dice el propio autor) en el que Giralt Torrente al hablar de la familia se dio de bruces con la culpa: «Conforme los fui escribiendo, me di cuenta que en todos ellos aparecía la palabra culpa. Me puse a pensar sobre ello y llegué a la conclusión de que la culpa probablemente sea uno de los nudos más sólidos que atan a la persona, fuera de la familia y dentro. Y no me refiero a esas culpas de haber atropellado a alguien, sino esas pequeñas culpas que, por ejemplo, arrastra una madre que tiene la sensación de que no le dio todo a su hija y que pueden condicionar una vida y los afectos», afirma con rotundidad.

VER LA VIDA

Siete años han pasado desde la última publicación del autor, algo que responde a que, dice con sinceridad, se ha dedicado «a ver la vida, en uno de los relatos se dice ‘tener un hijo es ver la vida en movimiento’, y eso he hecho. Además, hay que unir una especie de extraña lucha en contra del tabaco. Fumo escribiendo, he intentado no hacerlo y entonces no he escrito todo lo que debería», asegura un escritor que recibió el Nacional de Narrativa en el 2011: «A la percepción que tengo de mí mismo, no le supuso nada el galardón porque no me ha dado más seguridad, puede que menos porque nada te lo regalan, el Nacional te lo dan pero luego te lo quitan… Pero me sentí muy feliz porque sentí que era una especie de reconocimiento generacional. Mi generación de la que han salido estupendos narradores y que poco a poco ya hay figuras muy consolidadas durante mucho tiempo fue ninguneada y desdeñada. Era un premio que me daban a mí pero que de alguna otra manera se lo daban también a Félix Romeo y a tantos otros», concluye Marcos Giralt Torrente.

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