El dibujo, sobre todo el dibujo histórico español en contraposición con el italiano o el flamenco, fue hasta hace unas décadas una disciplina poco menos que «menospreciada» o, considerada como «un subproducto de la pintura», en palabras de Isidro Aguilera, director del Museo de Zaragoza. La muestra El dibujo español en el gusto privado. Del Renacimiento a la Ilustración, que puede verse hasta el 26 de mayo en el centro de arte zaragozano, pretende precisamente reivindicar el valor de unos trabajos «que parecen cosas humildes, efímeras, pero que encierran la esencia de las grandes estrellas de nuestro pasado artístico», como señaló el comisario de la muestra Ignacio Calvo.

La exposición reúne 60 dibujos, muchos de ellos nunca expuestos, cinco grabados y un álbum que recorre los siglos XVI, XVII y XVIII a través de estas creaciones, que revelan el genio de sus creadores y que pertenecen a siete coleccionistas. Y es que la procedencia de las obras, todas cedidas por particulares, es otro de los ejes fundamentales del proyecto, impulsado por la Fundación Goya en Aragón y el Gobierno de Aragón, pero que sin la iniciativa del coleccionista zaragozano Félix Palacios nunca hubiese sido posible. «Un ejemplo de colaboración entre lo público y lo privado que en lo que se refiere a la pintura no es muy habitual», puntualizó Isidro Aguilera.

TRES BLOQUE TEMÁTICOS

Obras de Pietro Morone, José de Ribera, Alonso Cano, Claudio Coello, Antonio González Velázquez, Rafael Mengs, Francisco Bayeu o Francisco de Goya integran la muestra, que se articula en tres bloques, uno dedicado al Renacimiento, otro al Barroco y un tercero a la Ilustración, en el que Goya tiene un apartado específico.

En el primero de ellos destaca la influencia que el Renacimiento italiano tuvo en los artistas españoles, de hecho algunos de ellos como el italiano Pietro Morone o el flamenco Pablo Scheppers recalaron en Aragón, donde desarrollaron su carrera y acabaron sus días. De Scheppers, por ejemplo, se expone una Venida de la Virgen del Pilar que fue comprado en una subasta precisamente por Félix Palacios, casi digamos por encargo del Gobierno de Aragón que entonces no tenía fondos para adquirirlo. También en este apartado pueden verse obras de Pedro Sánchez de Ezpeleta, nacido en Alagón.

Los grandes protagonistas de la pintura del siglo XVII fueron también grandes dibujantes. Al principio, autores como Eugenio Cajés, Herrera el Viejo o Vicente Carducho siguieron pegados al manierismo, pero a medida que el siglo avanzó, la irrupción del naturalismo dio lugar a una nueva sensibilidad barroca, encarnada magistralmente por José de Ribera. Otros artistas como Alonso Cano, Murillo o Claudio Coello están en este apartado.

En la época de la Ilustración destacan obras de Antonio González Velázquez, Luis Paret, Salvador Maella, Rafael Mengs «quien tuvo una gran influencia en los artistas de su época, incluido Goya», o Juan Gálvez, que con Fernando Brambilla se convirtieron con sus grabados en «reporteros de guerra» con sus escenas de la Zaragoza tras los Sitios.

De Francisco de Goya pueden verse cuatro dibujos. Tres son cabezas de su repertorio de figuras de personajes que realizó para el diccionario de artistas de Ceán Bermúdez, quien aparece en uno de esos dibujos. Ilustraciones, por otra parte, que nunca llegaron a formar parte de ese diccionario. Uno de esos dibujos, el dedicado a Cesare Arbasia, se expone por primera vez. También del maestro de Fuendetodos es una sanguina de Las Meninas de Velázquez, que fue una prueba para un grabado fallido.

Como explicó Félix Palacios, verdadero impulsor de la muestra y representante ayer de todos los coleccionistas, conseguir una exposición de la calidad y cantidad de la que se puede ver en el Museo de Zaragoza es todo un logro. «Los dibujos españoles antiguos son escasos, escasa ha sido la afición por ellos y escasos somos los coleccionistas». Sin embargo, como apuntó el comisario Ignacio Calvo «el dibujo español comenzó a revalorizarse a partir de las investigaciones de Diego Angulo y Alfonso Pérez Sánchez en los años 70 y la catalogación sistemática realizada desde entonces». Coleccionistas hubo pocos, destacando entre otros el aragonés Valentín Cardedera, quien en el siglo XIX cedió sus dibujos a la Bilblioteca Nacional, pero en las últimas décadas, el coleccionismo privado y algunas galerías lo han revalorizado «y como el mercado es escaso, los precios han ido creciendo», hasta el punto de que en la muestra hay un dibujo, de Goya, tasado en 400.000 euros.

La consejera de Educación, Cultura y Deporte, Mayte Pérez, cerró la presentación de una muestra que aseguró «no es una exposición más, sino una manifestación de respeto, reconocimiento y orgullo». «Respeto al dibujo como expresión artística del máximo nivel; reconocimiento a los coleccionistas que han hecho de cuidar el arte su forma de vida y orgullo porque una obra alcanza su máxima expresión cuando es compartida con el público y para Aragón esta exposición inédita, que antecede a otra del Museo del Prado, es motivo de orgullo».

Las obras expuestas proceden de las colecciones madrileñas de Juan Abelló, Enrique Gutiérrez de Calderón y la colección Colome. Además de ellos, también prestan fondos Fernando Cardera Soler, embajador de España en París, Carlos Juan Fitz-James Stuart y Martínez de Irujo, duque de Alba; y los aragoneses Ángel Navarro Pardiñas y Félix Palacios.