Lang Lang regresa con un disco singular, Piano book, lleno de melodías con las que aprendió a amar la música, piezas consideradas didácticas y otras obras populares representativas de diferentes culturas. Retazos de música que lleva en su corazón creados por Bach, Beethoven, Debussy, Chopin y Mozart, pero también composiciones de nuestra época como el vals de Yann Tiersen incluido en el filme Amélie. No es un disco para epatar, advierte en una entrevista telefónica, sino para redescubrir la belleza de canciones que le han marcado.

-¿Cómo surgió este proyecto?

-Me apetecía reencontrarme con las canciones que definieron ese primer enamoramiento con la música. Es como un viaje a la infancia. Ha sido como conectar de nuevo con viejos conocidos porque en aquella época todo el mundo a mi alrededor tocaba estas composiciones. Obviamente, ahora las toco de una manera más artística. Quiero inspirar a estudiantes de piano y a amantes del instrumento para que toquen más con en corazón.

-¿Menos pendiente de la técnica?

-Claro. Son piezas fantásticas, no solo piezas cortas para principiantes. Son obras maestras en miniatura y me hacen recordar lo que sentí cuando siendo niño vi en televisión el concierto de Vladímir Horowitz en Moscú en 1986. Tocó Traümerei de Escenas infantiles de Robert Schumann y aquello me impactó. La manera cómo la interpretó era de otro mundo. Te emocionaba, te traspasaba. En aquel momento sentí la fuerza de la música. Quedó claro que no importa la cantidad de notas que eres capaz de tocar, sino la belleza y la emoción que eres capaz de transmitir.

-¿Y ahora usted está a ese nivel?

-Desde luego, ahora tengo mucha más experiencia y toco de manera muy diferente esas melodías de Mozart, Bach, Mendelssohn, Schubert y Chopin. Cuando las estudié, nunca pensé que volvería a ellas, pero hacerlo tiene todo el sentido. Ahora han adquirido otra dimensión fruto de todas las ideas y del conocimiento acumulados. Desde la parte más técnica del pedal y del control de los dedos hasta la manera de interpretar y de escuchar.

-¿Cómo ha sido su evolución?

-Me gusta compararme con una botella de vino. Cuanto más tiempo en la cava, mejor sabe. Cuando más sabes de una cultura, cuando has tenido más tiempo para adentrarte en ella y digerirla... El tiempo es clave en la música. Por eso, cuando vuelves a una pieza que no has tocado durante años, puedes aportarle mayor sustancia y comprenderla de una manera más profunda. Cuando ves a esos maestros de 80 o 90 años tocar, aunque su técnica no sea la misma, su musicalidad es como un rayo de sol. Toda su experiencia y toda su sabiduría transforman cualquier cosa que hacen.

-¿Se atrevería a hacer rap o hip-hop?

-Para eso necesitaría colaboradores. Yo solo, no. Necesitaría a alguien que supiera del tema primero. Yo puedo trabajar con cualquier músico, sea de mi mundo o de otro, pero necesito que entiendan la música clásica. Y en mi trayectoria he hallado a muchos artistas así: Alicia Keys, John Legend, Paul McCartney, Elton John...

-Ha estado alejado de los escenarios más de un año a causa de una tendinitis. ¿Qué ha hecho?

-Me he dedicado a trabajar para mi fundación. He visitado muchas escuelas públicas para promover la música de piano y he enseñado a numerosos estudiantes. También he reeducado mi cuerpo físicamente. Me he preocupado de hacer jogging en plena naturaleza... Conseguir un equilibrio interior ha sido importante. Lo necesitaba. Tras tantos años de gira, lo había perdido un poco. Ahora vuelvo con mejor salud, una mente más clara, más sabio en cuanto a qué mejorar en los métodos educativos... Creo que ahora seré capaz de aportar ideas más creativas. Nada es mejor que la música para curar.

-¿Cuánto tiempo estuvo en el dique seco por la tendinitis?

-En total fue un año y tres meses sin dar conciertos. A veces hay que escuchar a tu cuerpo. A los deportistas también les pasa. Cuando se te inflama una parte de tu cuerpo no queda otra que descansar. Eso te arruinaría. Hice lo que debía. Paré y descansé. Mi cuerpo lo necesitaba.

-Aparte de dedicarse a su fundación, ¿qué ha hecho en el terreno privado estos meses?

-Disfrutar de mis amigos y de mi familia. Son muchas las cosas que me pierdo cuando estoy de gira. He disfrutado escuchando otro tipo de músicas, ya fuera jazz u obras sinfónicas. Digamos que no preocupándome solo del Concierto número 5 de Beethoven.

-¿Se ha acercado a obras de otros compositores?

-Siempre hay nuevos creadores a los que descubrir. Pero lo que quise fue alejarme de la música de piano. Escuché muchas obras sinfónicas de Bruckner, Brahms, Mahler... Y óperas largas que nunca había tenido tiempo de escuchar, como las de Wagner. Cosas que me han hecho reflexionar sobre la vida.