LAS QUIMERAS Y OTROS POEMAS

Gérard de Nerval

Tal vez a Gérard de Nerval le suceda como a algún grupo musical: son autores de una producción artística de primer nivel, pero básicamente se les recuerda por un pequeño fragmento que hace olvidar --injustamente-- el resto de su obra. En el caso del poeta francés esa parte que oculta el todo es su poema El desdichado, así con su título original en español, cuyos primeros versos resuenan en la memoria de todo degustador de poesía: Je suis le Ténébreux, --le Veuf--, l’Inconsolé, / Le Prince d’Aquitaine à la Tour abolie.

Esos versos abren Las quimeras, que ha publicado Visor en su colección de poesía con edición y solvente traducción de Pedro Garfías, quien ha añadido otros poemas de Nerval para ofrecer una antología poética comprensiva del autor, ordenada de forma cronológica.

La parte principal de la antología, no obstante, son esas quimeras que constituyen la cima creativa de Nerval. Bajo la férrea arquitectura del soneto, y dotados de una musicalidad que hace agradecer la edición bilingüe, en estos versos se funden religiosidad con paganismo, luminosidad con tinieblas e historia con presente. El autor se apoya en una sólida base clásica para construir unos poemas en los que lanza miradas que van más allá del horizonte más evidente de la realidad. No es casual que Breton y los surrealistas le reconocieran como uno de sus precursores.

La biografía de Nerval también ha oscurecido en ocasiones su auténtico valor creativo: atenazada por la locura, la mala estrella y el abuso de sustancias varias, ha sido objeto de seducción por los amantes de las existencias extremas. Sin embargo, y aunque más de una vez se asoma en ellos el delirio, se pueden degustar sus versos simple y llanamente por lo que son: una excelente muestra de buen hacer poético más allá de todo malditismo. Incluso cuando confiesa: «Me aburre y pesa este buen tiempo».