Escribí hace ocho años que este bilbaíno de 1967, educada compostura y creciente prestigio entre nosotros, ha realizado una gran tarea como cineasta, y también como organizador de actos solemnes, políticos o culturales (Cinefrancia, 2004 a 2007 en que le conocí; la Expo de 2008; actos en La Aljafería). En su filmografía destaca como productor, director, guionista, cámara, «director en la sombra» de documentales, cortos, misceláneos y películas. Licenciado en Periodismo por la Universidad del País Vasco, trabajó en televisión (TeleMadrid, productor ejecutivo en la TVA: Aragón en Abierto, Borradores, Palabras Cruzadas…). Y ha realizado docenas de títulos preciosos.

En una entrevista en eldiario.es explicaba: «Hay muchos creadores con producciones de grandes presupuestos, apoyados por grupos mediáticos. Frente a eso… he optado por la autoproducción, por controlar el producto. En mis cortos y documentales anteriores, siempre he sido director y productor; y también suelo ser el guionista y el montador. Esto me obliga a emplear mucha energía para una parte menos creativa que escribir o dirigir, para la gestión, pero también me da la libertad de poder hacer lo que quiera. Mis productos son míos, yo decido dónde se proyectan y, si quiero, incluso los regalo. Yo lo venía haciendo hace años; con la crisis, más gente se ha apuntado a esta forma de trabajar».

EL SALTO A LA FAMA

Discretísimo, le sobresaltó la fama con el premio Goya en 2014 al mejor corto de ficción por Abstenerse agencias (una delicia de fino humor con Asunción Balaguer, Andrés Gertrudix y Carmen Barrantes como protagonistas): ya se había acercado con la emocionante Un Dios que ya no ampara , nominado tres años antes, un tema de Miguel Mena con música de Juan Aguirre (Amaral), que canta el Aragón de Labordeta.

Con esa visión global de la creación de un filme, fue profesor de audiovisuales durante once años en el CTA y en la Universidad San Jorge, ha impartido talleres de cine por toda España incluso en América Latina y, desde sus productoras: IMVAL (en Madrid, propiedad suya al 50%), y Urresti producciones, desarrolló sus últimas actividades, como la espléndida Incierta gloria, de Agustí Villaronga, de la que fue coproductor.

De modo que, aunando acción y reflexión, este referente español del cortometraje narrativo, el documental, el cine que regresa de tanta historia y experiencia, este maestro de jóvenes entusiastas ha desarrollado una carrera admirable, en la que, además de las citadas, nos ofreció la divertidísima Bendita calamidad, (basada en otra novela de Miguel Mena y ubicada también en el Moncayo), que poco antes de comentar el rodaje, perdió por muerte de accidente al previsto protagonista, Alex Angulo, y en la que oiríamos música de Ángel Remiro y Carmen París. Su presupuesto alcanzó 600.000 euros, recogidos en parte con microcréditos.

EN CLAVE ARAGONESA

Grandes títulos de tema aragonés fueron la codirección de El último guión. Buñuel en la memoria en que dialogan Juan Luis Buñuel, y Jean Claude Carrière. O el vídeo Construyendo a Costa, para la exposición del centenario en el Paraninfo, y otro con multitud de personalidades de la cultura, la política, la vida social o económica. En ambos pude participar y viajar a Graus en un día inolvidable, con Félix Romeo, autor del guión, y fallecido dos años más tarde evocado en el impresionante Por qué escribo. Y no digamos de la sorprendente, espléndida mirada a y desde Chomón, El hombre que quiso ser Segundo. Entre sus penúltimas están Acogida, un corto premiado; El Trastero que fue candidato a los Goya; o Mi querido balón sobre un juego amoroso del día de la muerte de Franco, que está cosechando varios premios, como el concedido al mejor de Igualdad en el Festival de Mula el pasado fin de semana, y la que veremos pronto sobre Aute, el cantautor de nuestras melancolías hace medio siglo.

Este maestro que tan bien conecta con el genial Miguel Mena, ha sido candidato una veintena de veces a los goyas y obtuvo más de un centenar de premios nacionales e internacionales. Como vasco entrañable, al que queremos y celebramos como nuestro, hizo el año pasado un magistral documental largo (97 minutos): Arizmendiarrieta. El Hombre Cooperativo, sobre don José Mari, el sacerdote vasco que impulsó empresas clave en Mondragón (Fagor, Eroski o Caja Laboral, etc.). Le preguntamos y responde:

-¿Qué te hizo dedicarte a estas tareas visuales y qué grado de felicidad te ha producido esa dedicación?

-Pues la verdad que yo desde adolescente quería hacer esas películas que veía en la tele y que tanto me emocionaban. En lo que antes se llamaba el BUP con 13, 14 años, era de los pocos que tenía claro lo que quería hacer en la Universidad. Desgraciadamente en aquél entonces, en Bilbao lo más parecido era periodismo en la que no había rama de audiovisuales que es lo que hice. Luego el proceso no ha sido tan rápido y han pasado mas años de los deseables hasta que me puse a dirigir yo las historias: hice televisión, produje a otros hasta que en 2001 hice mi primer corto. La verdad es que, a veces, me arrepiento de no haber tenido la seguridad para haber comenzado antes a dirigir yo las películas pero procuro ponerme al día haciendo mucho.

Haber conseguido cumplir mi sueño de infancia de hacer cine me hace muy feliz y por otro lado el ser productor de mis películas me permite, desde hace unos años, vivir de ello sin muchos excesos y sobre todo me da libertad aunque también mucho trabajo y algún que otro sin sabor pero ¡así es la vida!

-¿Cómo ves el momento aragonés en el mundo del cine y otros audiovisuales, con la serie de festivales, promociones, escenarios, premios…?

-Suelo decir que a veces parecía una maldición el hecho de que Aragón hubiera sido cuna de grandes cineastas en el pasado, porque eso parecía suponer para los representantes públicos que no era necesario fomentar que hubiera una cinematografía aragonesa. Hay que tener presente que los grandes cineastas nacidos en Aragón se fueron fuera para poder hacer sus películas.

Yo llevo más de 25 años en Aragón y he visto (y creo haber participado) en el auge del cine aragonés. Desde los años finales del siglo pasado en el que empezaban los festivales de la Almunia, Fuentes y Zaragoza donde se ponían los cortos de los jóvenes cineastas producidos con pocos medios a un año clave, el 2015, en el que estrenamos cinco largometrajes de ficción.

En la actualidad yo veo una mayor profesionalización y ambición en los trabajos que se realizan con un apoyo de la sociedad aragonesa y una mayor financiación especialmente de la DGA, Aragon TV y la DPZ

-¿Qué planes a medio y largo plazo tienes en tus trabajos?

-Pues tengo pendiente la promoción y el estreno de un largometraje sobre Luis Eduardo Aute Auterretrato, que espero sea para octubre. Rodar este año con la Fundación Labordeta un largometraje sobre Jose Antonio, Labordeta, Un hombre sin mas de cara al 2020 y el décimo aniversario desde que nos dejara y, si conseguimos la financiación, el próximo año tengo pendiente el rodaje de un largometraje de ficción Alcohol de Quemar basado en la novela de Miguel Mena. Y más a largo plazo, irán surgiendo historias que intentar contar en películas.

Que todo eso, y muchas más cosas, sean pronto realidad, para felicidad y alegría de Gaizka y su familia, colaboradores, amigos, y cuantos le seguimos con muchísimo interés.