La plaza de la Seo se convirtió ayer en un improvisado salón de baile, donde danzantes procedentes de varios países ofrecieron a los viandantes una una auténtica milonga, es decir, una reunión de bailarines de tango. Y es que más de 300 practicantes de este sensual baile nacido en el Río de la Plata, entre Argentina y Uruguay, pero extendido por todo el mundo hasta el punto de ser declarado Patrimonio mundial inmaterial por la Unesco, se dan cita en la capital aragonesa en la XVIII edición del Gran Festival de Tango Transpirenaico, que culminará mañana domingo.

Una cita que, como explica María Gómez y Patiño, vicepresidenta de la Asociación de Tango El Garage, organizadora del encuentro, «se celebra cada año en una ciudad diferente al uno y al otro lado del Pirineo». Sin embargo, apunta, a pesar de su nombre de Transpirenaico, «a estas citas va gente de toda Europa, y de hecho, a Zaragoza, además de franceses han venido bailarines de Noruega, Italia o Bélgica».

Y es que como explica María Gómez y Patiño «el tango es un baile que crea adicción», y eso, que no es una danza fácil, «pues requiere de mucho tiempo de aprendizaje en una academia para decidirte a bailar en una milonga». Sin embargo, cuenta, «ofrece varios afectos que lo hacen adictivo; diríamos que produce un triple placer, el físico, que se da al estar en contacto con otra persona moviéndote con una misión común a través de la música; el intelectual por el disfrute de las composiciones y otro más espiritual, pues la gente dice que mientras está bailando desaparecen los problemas ya que el tango ofrece una relajación que al ser humano le hace falta, es lo que se ha dado en llamar terapia de tango o psicotango».

Sea como sea, la realidad es que este baile se ha dispersado por el mundo y cada día seduce a más practicantes. «Aunque su origen es argentino, pronto dio el salto a Europa, a París, donde hay hasta 10 lugares donde se puede bailar, pero también se practica en Roma o en Ciudad del Cabo», cuenta María Gómez, quien señala que con su llegada a Europa «también comenzaron a florecer en este lado del Atlántico músicos y compositores que ayudaron a su difusión y a su popularización como baile social».

Tanto es el fervor que suscita «que incluso se organizan vacaciones y cruceros en torno al tango, no solo para ir a Argentina, sino con el tango como motivo de reunión en ese crucero», explica.

Además de las milongas en la calle, que hoy volverán a repetir por la mañana, las sesiones nocturnas tienen lugar en el hotel Zentro. Asimismo, explica María Gómez «hemos preparado visitas por Zaragoza, pues otro de los alicientes es conocer las ciudades, y así, los bailarines se convierten en embajadores de esa ciudad al volver a sus países», concluye.