«Mi padre era pastor protestante de una iglesia y mi madrina, que era maestra de pueblo, fue detenida 17 veces porque no quería impartir clases sobre la raza. Hubo de todo, unos participaron, otros opusieron resistencia, otros vivieron como pudieron. Revisar nuestro pasado es complicado. Ni unos fueron totalmente buenos ni otros totalmente malos», reflexiona el escritor Bernhard Schlink (Bielefeld, 1944), cuya novela El lector se convirtió en un fenómeno que en el cine protagonizó Kate Winslet. Aquella era la historia de un joven que descubre que la mujer madura con quien tuvo una relación fue guardiana en un campo de concentración nazi; ahora Schlink, de nuevo con el telón de fondo de la historia alemana del siglo XX, publica Olga (Anagrama), que recorre la vida y también la historia de amor imposible de otra mujer que, esta sí, se resistió, como su madrina, al régimen de Hitler.

Aunque Olga va más allá de los años del III Reich, Schlink, socialdemócrata confeso que lamenta la situación de la Europa actual y el auge ultra, opina que «se escribe y se habla de esa época porque es una sombra que aún está ahí, aunque ya no es tan oscura como hace 40 años. No escribo para frenar la extrema derecha sino porque es un pasado del que no nos podemos desentender».

Olga, como la madrina del escritor, logró ser maestra de pueblo. Sobrevive a dos guerras mundiales para morir en extrañas circunstancias. «Representa a una generación de mujeres que vivió por debajo de sus capacidades y al lado de hombres que vivían por encima de sus posibilidades. Tiene problemas para desarrollar su vida porque es huérfana y de origen humilde. Olga es una outsider en su época, es una observadora que lo ve todo con claridad, que observa el mundo que la rodea, pero que se enamora del hombre equivocado».

Ese hombre es Herbert, cuya familia acomodada se opone a la relación. Mientras ella se queda en casa, él se enrola como entusiasta soldado en las guerras coloniales de Bismarck en África y, antes de la primera guerra mundial y siguiendo sus ansias aventureras dirige una expedición al Ártico, donde desaparece. «Ella le quiere a pesar de saber que algo no funciona en él, él es fruto de los errores de su tiempo. Es una historia de amor en la sombra de la historia alemana».

Schlink cree que «no se puede escribir sobre un personaje sin hablar sobre la sociedad y la historia que lo rodea». A través de ello logra «una aproximación cada vez más íntima a Olga», a la que el lector conoce en primera persona.