El yacimiento íbero del Cabezo de San Pedro de Oliete (Teruel) ha dejado al descubierto dos aspectos arqueológicos «absolutamente desconocidos» hasta ahora, según explica el director del Museo de Teruel, Jaime Vicente. Por un lado, un horno de cerámica de enormes dimensiones, más de ocho metros de diámetro, pensado para la producción industrial: «Los datos que nos está dando sobre la tecnología de fabricación cerámica son muy interesantes», reconoce. Por otro lado, el gran descubrimiento: una necrópolis con 15 túmulos, dos de los cuales ya se han excavado. En uno de ellos se ha encontrado una urna que contenía «huesos calcinados» y tres pequeñas vasijas con ofrendas, vinculadas a las cenizas. El otro está pendiente de terminar, según informó ayer Diario de Teruel.

La importancia de la necrópolis radica en su datación, la edad de hierro, que es relativamente anterior a la fecha considerada en la que el poblado estuvo habitado, entre los siglos III y I a. C., «lo que nos hace replantearnos un poco toda la historia del yacimiento, y pensar que tiene que existir un nivel anterior que todavía no hemos detectado».

El del Cabezo de San Pedro es un poblado de época ibérica, conocido desde el siglo XIX, pero con «noticias imprecisas». Hasta que en 1981 el Museo de Teruel hizo una campaña de excavación para comprobar la cronología, la datación, pero el director del museo reconoce que no habían «avanzado en la investigación». En 2017, el Parque Cultural del Río Martín, el Ayuntamiento de Oliete y el Museo de Teruel llegaron al acuerdo de retomar la investigación durante 2018 y 2019. Una búsqueda que pretenden continuar en los próximos años.

Una vez concluidos los trabajos de campo comienza el de laboratorio, que supone el 90% del total de una excavación. «Hay que tratar los materiales, lavarlos, identificarlo… un trabajo intenso», apunta Jaime Vicente. También es necesario procesar, elaborar y relacionar los datos obtenidos en el trabajo de campo, «Explicar todo en ese contexto global», concluye el director del museo turolense.

Respecto a las cerámicas de la tumba, el trabajo en de laboratorio se centrará en averiguar si existen en su interior restos de lo que contenían en el momento de la deposición. Para lo que llevan a cabo diferentes procesos como radiografías.

Los objetos arqueológicos se exhibirán de cara al público desde mañana viernes en el Museo de Teruel. Para este equipo de arqueólogos, el «patrimonio es propiedad de la ciudadanía, y por lo tanto no debe estar oculto», defiende Vicente. Arremete contra esa tendencia de excavar y volver a tapar con la «excusa» de la conservación. «Nosotros somos partidarios de que se adopten las medidas de conservación necesarias, para que el público las pueda disfrutar», añade. Tanto el alfar como los túmulos serán accesibles al público, como ya lo eran otras partes del poblado como las fortificaciones.

Jaime Vicente concluye que ha sido una campaña «muy clarificadora» y que «plantea retos científicos para el futuro». Vicente apunta que hay todavía muchos misterios en Oliete.

RELEVANCIA

"EL YACIMIENTO ÍBERO MÁS POTENTE DE ARAGÓN"

El poblado ibérico Cabezo de San Pedro construido hacia el siglo III a.C. y habitado hasta mediados del siglo I a.C., conserva importantes restos de fortificaciones. El yacimiento presenta dos zonas diferenciadas: un recinto sólidamente fortificado en el extremo del cerro y, por otro lado, un recinto extramuros que se extiende por el resto de la zona superior del cerro hasta las primeras pendientes del cabezo Calapetre. En 2001 el Gobierno de Aragón lo declaró Bien de Interés Cultural. Todo ello lleva al director del Museo de Teruel, Jaime Vicente, ha considerarlo «el yacimiento íbero más potente que existe en Aragón». El poblado conserva un foso, dos líneas de muralla y unas torres que alguna tiene hasta catorce metros de altura. «Realmente es espectacular, sobre todo teniendo en cuenta que es una muralla ibérica, no de un castillo medieval», afirma Vicente.