Uno de los pintores franceses por los que no parece haber pasado el ángel del exceso es Odilon Redon. Su vida poco o nada tuvo que ver con las de algunos de sus héroes y maestros, como Van Gogh o Gauguin. Plácidamente instalado en su condición burguesa, se dedicó al arte, a la pintura, con una vocación sostenida y minuciosa, y muchos menos escandalosa que sus famosos contemporáneos. El desorden que preconizaba Rimbaud no halló eco ni doctrina en él.

Sí ha afectado, y de qué modo, la sensibilidad del escritor Ricardo Lladosa, quien acaba de dedicarle su nueva novela, Un amor de Redon (Fórcola).

Previamente, en el proceso de documentación, Lladosa hubo de sumergirse en las aparentes plácidas aguas de la biografía del artista. Tranquilo y aburguesado parisino que huía de la absenta y del café, de las locas modelos y de los alocados estudios. Los críticos lo definieron como el príncipe del sueño (Natanson), amable soñador o Pater Seraphicus (Blanche). Y, sin embargo, su obra fue rupturista, inquietante, innovadora. Bajo el influjo de Goya o de Edgar Allan Poe, los pinceles de Redon firmaron imágenes como Mujer Angel, El espíritu de los bosques, Sol negro, Espíritus perversos sobre las aguas o las abismales cabezas de Cristo o de San Juan.

Con este material humano en buena parte por descubrir, Lladosa se ha embarcado en una novela con rumbo desconocido.

Un amor de Redon, evocador de Un amor de Swann es ciertamente una novela proustiana, como proustiano se muestra el autor en su selecta espiga de materiales artísticos, pero entre las ricas referencias decimonónicas de la novela de autor, Henry James, Maupassant, Zola, Galsworthy, Lladosa encontrará su propio sonido, un estilo bello y lúcido menos ideado para lucir su muñeca de fino estilista que para ofrecer a los lectores una novela de amor, entretenida y activa, llena de psicológicos recovecos y matices sentimentales.

El amor de Redon se dirigirá hacia una fascinante mujer enamorada también de la fotografía. Sus encuentros tendrán lugar en un ambiente nobiliar y campestre, apto para la explosión de la belleza artística y de los conflictos del corazón. A finales del XIX, las dos artes, la vieja pintura y la joven fotografía competirán, como los diferentes sexos y edades de los protagonistas, en una suerte de divina lucha de resultado incierto. Los pesados pinceles, cuajados de oleosa pintura, contra los relampagueantes flashes de la revolucionaria cámara capaz de detener imágenes reales.

Una novela melodramática, encantadora, que comienza agitando suavemente las aguas del arte y del amor, como desde un balcón estético, para, como Proust, como Swann, como este Redon desdoblado en personaje, sumergirse en el pozo de las formas y de los sentimientos desconocidos.

Una nueva muestra de talento un novelista aragonés, Ricardo Lladosa, de exquisita formación y notable estilo, pero igualmente capacitado para contar historia llenas de intriga y pasión, tan desbocadas y sorprendente como la imaginación del pintor en quien se inspira.

Título: ‘Un amor de Redon’

Autor: Ricardo Lladosa.

Editorial: Fórcola