A Benito Zambrano la historia de Intemperie le vino casi hecha. «El mérito lo tienen los productores, que vieron que en la novela de Jesús Carrasco había una película». La adaptación la hicieron Pablo y Daniel Remón, así que «a mí me llegó con una versión de guion terminada», ha asegurado este martes el realizador, que ha participado junto a los actores Vicente Romero y Luis Callejo en una nueva sesión de La buena estrella. Para el director de Solas, Intemperie ha sido «un regalo» y ahora está recogiendo los frutos a través de los espectadores.

Zambrano leyó el guion, después el libro y todo fue muy rápido porque el encargo le llegó en marzo y «en verano ya estábamos rodando». La película, que recuerda a Los santos inocentes, está ambientada en la década de los 40, cuando un niño (Jaime López) escapa de su pueblo, un lugar mísero arrasado por la violencia y el poder. Ante él, una llanura árida e infinita que deberá atravesar mientras le persiguen. En esa huida se encontrará con un pastor (Luis Tosar), que le ofrece protección.

Reflexionando sobre la película, el director ha asegurado que la historia le conectó «con mi yo rural», cuando era niño y vivía en la campiña sevillana, «con el calor, el mundo de los capataces, que no te veían cuando entrabas donde ellos estaban... conectó con mi experiencia emocional». Eso le ayudó a entrar en la historia, que no es otra que la de «un viaje de la oscuridad a la luz, un aprendizaje de vida», ha reconocido.

Y aunque es una historia dura, muy dura, es también «hermosa» mirándola como «contador de historias» porque trata de «un niño que aprende a perdonar. Es hermosa en la medida que es cruel», ha señalado, para luego apostillar: «No se hacen películas de gente feliz».

EN CLAVE WÉSTERN / Luis Callejo y Vicente Romero son los malos de la película, en el sentido literal. «Son personajes que conocen la violencia», ha dicho Romero en relación a su papel. «No es un señor que caza sino que conoce la violencia y le parece excitante». Por su parte, Callejo (ejerce de alguacil obsesionado con capturar al pequeño), ha aseverado que el que la cinta sea un wéstern «permite distanciarse para que a la historia llegue el pedazo de... que interpreto».

En cuanto al género, Zambrano ha reconocido que «el género por excelencia de lo rural es el wéstern», de ahí que se fijara en ergio Leone. El paisaje «es espectacular. Quería que el espectador notara el calor y la sed, que notase las piedras, la sequedad y que salga con sed y la sensación de tierra en la boca». Tanto que incluso en postproducción «se quitó todo lo verde».

El rodaje fue, en este sentido, duro, aseguran los actores, por el calor, las pulgas... Y ahí estaba el niño Jaime López, que tuvo que aprender a «montar a caballo, llevar ovejas, etc, pero todo con mucho rigor y responsabilidad». De hecho, durante el rodaje creció varios centímetros y hubo que adaptarle el vestuario.

Para Zambrano, ahora solo queda que «el público responda». A Jesús Carrasco le ha gustado y a sus lectores también, aunque ha dicho que para ver Intemperie, «hay que olvidarse de la novela, es otra cosa». El próximo paso, alguna nominación para los Goya. «El diploma ya es un premio».