A pesar de que la lluvia frustró la actuación de Kase.O prevista en el escenario de la plaza Mariano de Cavia, la celebración del sexto aniversario de Las Armas se convirtió en la mayor fiesta de la música aragonesa celebrada en muchos años. Desde artistas de la talla de Manolo Kabezabolo y Cuti Vericad a algunos de los grupos más jóvenes del panorama musical de la comunidad, casi 50 bandas se dieron cita en un festival único. Un acontecimiento excepcional por lo que supuso como escaparate de la gran variedad de grupos y estilos que existen en esta tierra. Y un éxito en todos los sentidos, pues al medio centenar de bandas que participaron de forma altruista en el evento se les sumó el público de forma masiva, hasta abarrotar por completo tanto la plaza como la sala principal del centro.

La cita, además de su carácter lúdico, estaba concebida también como una apuesta reivindicativa por los gestores de Las Armas para que el Ayuntamiento de Zaragoza convoque un nuevo concurso para la gestión del centro, y este pueda seguir desarrollando la labor cultural que hasta ahora ha llevado a cabo. Y a tenor de la implicación de músicos y público, Sergio Vinadé, gerente de Las Armas lo tenía claro: «La respuesta ha sido excelente, vemos que nos respalda un montón de gente, los músicos sí, pero también una gran masa social y cultural de la ciudad. Queríamos dar un golpe en la mesa, un golpe amable, y viendo la respuesta creo que en el ayuntamiento tienen que tomar nota», decía.

Pero, como apuntábamos, más allá de su carácter vindicativo, la celebración fue una fiesta de la música por todo lo alto, a pesar de que la lluvia impidiera que actuasen todos los grupos programados en el exterior.

Los conciertos habían comenzado a las 13 horas, si bien con ciertas restricciones municipales que impidieron que en la plaza se actuase entre las 13 y las 17 horas, por lo que Tachenko, Los Modos y El Brindador lo hicieron en la sala principal. A partir de las 17 horas comenzaron a sonar los grupos en una plaza llena a rebosar. Las calles adyacentes eran un hervidero de gente que iba hacia los conciertos, hasta el punto de que era difícil pensar que todos llegasen a tener un sitio en una plaza en la que ya casi ni se cabía. Mientras, la música de grupos como Melancrónico sonaba en el exterior inundando los alrededores, y dentro lo hacían grupos como Viva la muerte tuya. Todo era música y «ambientazo», como decía Vinadé.

«Esto es una aventura muy bonita, hace falta ganas para preparar tantos grupos en un día. Ojalá se celebren más aniversarios. Es impresionante ver bandas consolidadas con las nuevas generaciones, es una mezcla para disfrutar», decía Manolo Méndez Lozano (Kabezabolo) momentos antes de subir al escenario.

«ojalá todos los años» / En la misma línea se manifestaba el músico y productor Rafa Domínguez (La cafetera atómica), gran conocedor de la escena musical aragonesa: «Ojalá se celebrase algo así todos los años; ahora la gente se centra más en ir a ver grupos de un determinado estilo porque es el que les gusta, pero esto es un festival más ecléctico que te da la oportunidad de ver grupos variados y poder conocer todo lo que se hace y eso es muy bueno culturalmente», señalaba. Y Raúl y Bosco, del grupo Melancrónico, tildaban el festival de «espectacular». «Es una forma de hacer ver la música tan variada que se hace aquí, y Las Armas hace mucho por ello», apuntaban.

El festival se prolongó en la sala principal hasta altas horas, mientras mucha gente continuó en la calle, algunos con la esperanza de que Kase.O pudiera actuar aunque fuese dentro.

Eso sí, la fiesta tuvo su contrapunto en la posición que la Asociación de Vecinos Lanuza-Casco Viejo mantiene por las molestias que denuncian les producen las actividades que se realizan en Las Armas. Ellos también se manifestaron ayer. Habrá que llegar a entenderse, pues tras el respaldo recibido, Las Armas quiere seguir celebrando más aniversarios. H